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  • DERECHOS HUMANOS Y LIBERTAD RELIGIOSA

    Desde hace tiempo, la Comisión de las Iglesias para Asuntos Internacionales (CIAI) del CMI participa en la defensa de los derechos humanos y la libertad religiosa. Esta participación se basa en la convicción de que Dios desea una sociedad en la que todos puedan ejercer plenamente sus derechos. Todos los seres humanos son creados a imagen de Dios y son iguales e infinitamente valiosos a sus ojos.

    Desde la Asamblea de Uppsala en 1968, el CMI se ha dedicado a apoyar la lucha de las iglesias y organizaciones conexas de todo el mundo por los derechos humanos, dando especial importancia a los países sometidos a dictaduras militares en África, Asia y América Latina. Los movimientos ecuménicos de defensa de los derechos humanos se han convertido en los principales motores en pro de la justicia y la democratización en sus sociedades y en defensa de su pueblo.

    El CMI ha proporcionado a las Naciones Unidas el testimonio directo de las víctimas, los defensores de los derechos humanos y los dirigentes de las iglesias. El Consejo prestó una asistencia fundamental en la elaboración de nuevas normas internacionales fundamentales en materia de derechos humanos, como prohibir la tortura y brindar apoyo a las víctimas. Impulsó además la creación de un grupo de trabajo sobre la tortura en el seno de la Comisión de Derechos Humanos de las Naciones Unidas.

    La CIAI colaboró asimismo en la redacción de normas de “tercera generación” sobre los derechos humanos y el militarismo, los derechos de los pueblos a la paz y el desarrollo social, y de nuevas normas de obligado cumplimiento sobre libertad y tolerancia religiosas.

    Para obtener información sobre los problemas relacionados con los derechos humanos en distintas regiones, véase la página de PROBLEMAS REGIONALES


    (Izquierda) Timor Oriental (2000); (sobre estas líneas) Jefe de la policía haitiana con infantes de marina y oficiales de la Armada de los EE.UU. (2004)

    (Izquierda) Niño soldado, Liberia (1996); (sobre estas líneas) Muro de separación, Israel-Palestina (2003). .

    Hoy, el equipo de Asuntos Internacionales del CMI procura aumentar y fortalecer la capacidad de las iglesias en este ámbito, garantizar así el respeto de los derechos humanos mediante la supervisión, el análisis y la educación, y sensibilizar acerca de los mecanismos e instrumentos de derechos humanos y a través de la solidaridad internacional y la promoción de los derechos humanos.

    Para llevar a cabo esta tarea se convocan reuniones con funcionarios y expertos que trabajan en el ámbito de los derechos humanos en las iglesias miembros y los asociados ecuménicos, y se planean visitas a lugares donde los derechos humanos están en situaciones críticas a fin de seguir desempeñando la labor estratégica en este sentido.

    El CMI usa su amplia red de iglesias en todo el mundo para informar a foros internacionales, y llamar así la atención del mundo entero sobre las violaciones específicas de los derechos humanos en el terreno y las causas fundamentales de las mismas. Con este fin, facilita el acceso a testimonios e intervenciones de las iglesias en el nivel local a la Comisión de Derechos Humanos de las Naciones Unidas, y colabora en la presentación de informes nacionales suplementarios sobre derechos humanos ante la Comisión de la ONU y los órganos creados en virtud de tratados como parte de los esfuerzos de promoción de los derechos humanos en la esfera mundial.

    Libertad religiosa

    Desde sus comienzos, el CMI y la CIAI han dado prioridad a la cuestión de la libertad religiosa. La defensa y la promoción de la libertad religiosa siguen siendo una parte integral del mandato del Consejo. Con los años, la concepción ecuménica de la libertad religiosa ha evolucionado y se ha perfeccionado gracias a la variedad de experiencias concretas de las iglesias miembros de todo el mundo.

    El CMI, a través de la CIAI, hizo un aporte valioso a la redacción de la disposición del artículo 18 de la Declaración Universal de Derechos Humanos sobre libertad religiosa.

    El derecho a la libertad religiosa continúa ocasionando una gran inquietud en las iglesias miembros y el CMI. El ejercicio de este derecho siempre ha reflejado la gran diversidad de convicciones que existe en el mundo. En el marco actual, en el que la religión ha pasado a desempeñar un papel cada vez más central en la vida política y civil, la pregunta que cabe formularse es: ¿es incuestionable este derecho? ¿O debe condicionarse su aplicación dada la pluralidad de la sociedad?

    “La libertad religiosa no debe invocarse para reivindicar privilegios. Para la iglesia se trata de un derecho esencial si quiere asumir las responsabilidades que se derivan de la fe cristiana. La obligación de servir a toda la comunidad está en el centro de esas responsabilidades” Quinta Asamblea del CMI, Nairobi, 1975.

    Con la mirada puesta en el futuro
    Habida cuenta de estos seis decenios de firme compromiso con los derechos humanos, se exhortará a las iglesias a que hagan más hincapié en un futuro cercano en tres esferas principales.

    • El primer desafío significativo para las iglesias consiste en analizar la prioridad que se da actualmente a la seguridad como instrumento para combatir el terrorismo, lo que genera, de hecho, un aumento de las violaciones de los derechos humanos fundamentales; y determinar la mejor manera de abordar la cuestión.
    • La segunda concierne al ámbito de los derechos económicos y sociales. El modelo económico dominante, basado en el libre mercado globalizado, ha sometido a millones de personas a empleos que carecen del más mínimo interés, a menudo con condiciones de trabajo inhumanas, y a puestos de trabajo ocasional que no brindan la seguridad de un sustento continuado, al desempleo masivo, la pobreza y la desesperación. La lucha por la justicia económica –derechos sociales, económicos y culturales– seguirá siendo un reto importante para las iglesias en el futuro.
    • La tercera se refiere a la cuestión de la intolerancia. En los últimos años, la discriminación, intolerancia y violencia por razones religiosas, étnicas y de nacionalidad han contribuido enormemente a aumentar la represión y la violación de los derechos humanos. Es necesario reconocer, garantizar y proteger los derechos de las minorías religiosas, determinar la medida en que la libertad religiosa puede considerarse un derecho incuestionable en una sociedad plural y el papel que desempeña la religión en el conflicto y el diálogo interreligioso.

    La CIAI considera que la promoción internacional de la paz, la justicia y los derechos humanos debe fundarse en un movimiento y una lucha vigorosos sobre el terreno; esto obliga al Consejo a apoyar y sostener a su amplia red de iglesias en las regiones que viven situaciones dramáticas en lo que atañe a los derechos humanos.


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