octava asamblea y 50 aniversario
Juntos en el camino
3. Pasado y Presente del
Consejo Mundial de Iglesias

3.1. INTRODUCCIÓN

Una gran expectativa rodeó la presentación de los informes del moderador del Comité Central y del secretario general del plenario de la Octava Asamblea del Consejo Mundial de Iglesias. Más allá de querer conocer la evaluación que ambos harían de la etapa vivida por el organismo ecuménico entre las asambleas generales de Canberra y Harare, los delegados y otros participantes, que sumaban unas 2 mil personas en el recinto, estaban también sumamente interesados en saber de qué manera ambos líderes religiosos se referirían a la situación planteada por la posición ortodoxa de solicitar cambios radicales en la estructura y modalidad de trabajo del CMI para permitir una mayor y mejor integración de la familia ortodoxa en su seno. En general, los participantes estaban debidamente informados de la tarea cumplida por el CMI desde Canberra a través de los materiales preparatorios a la asamblea que habían recibido con antelación. Entre ellos, cabe destacar el informe ilustrado "De Canberra a Harare", publicado en formato de revista, y el libro en inglés "Turn to God, Rejoice in Hope: Orthodox Reflections on the Way to Harare" ("Buscad a Dios en la alegría de la esperanza, reflexiones ortodoxas en el camino a Harare").

Pulsen abajo para leer los capítulos siguientes:

Informe del Moderador, Aram I, Catholicos de Cilicia

Informe del secretario General, Konrad Raiser

Informe del Comité de Finanzas

El moderador, S.S. Aram I, ya había adelantado su parecer sobre el clima que rodeaba la asamblea al afirmar en la sesión de apertura de las deliberaciones que "a pesar de nuestras distintas perspectivas, percepciones y convicciones, que serán tratadas seguramente por esta asamblea, nuestras diferencias no deberían provocar tensiones ni confrontaciones, sino que tendrían que profundizar y enfatizar nuestra salud ecuménica. El CMI podrá tener manifestaciones organizacionales diversas, pero es en esencia una comunidad de iglesias y un don de Dios. Por sobre todas las consideraciones y las agendas particulares, el respeto, la comprensión y el amor deben guiar y sustentar nuestras deliberaciones".

El interés que concitaron ambos informes también se reflejó en el pedido de palabra de los delegados para reaccionar a los mismos durante la plenaria que prosiguió a la lectura de los informes. Fueron cincuenta solicitudes, de las cuales sólo veintiuna llegaron a exponerse por falta de tiempo, si bien los delegados que intervinieron se cuidaron de cumplir con las reglas de realizar sus intervenciones en un máximo de tres minutos y referirse puntualmente a su tema de interés.

También tuvo una importante recepción el Informe del Comité de Finanzas, que presentó en versión preliminar la Sra. Birgitta Rankatari, moderadora del Comité de Finanzas saliente. Si bien la situación económica y financiera del CMI está saneada, el comité llamó la atención de los delegados señalando que los recortes en personal ayudaron a balancear el presupuesto, pero que ésto tiene implicancias programáticas, ya que no será fácil para el CMI mantener su ritmo de actividades con menos personal. El número de empleados en 1990 era de 340 personas y en 1997 la cifra llegó a 237. También señaló que es necesario que haya un aumento en los ingresos del CMI para desarrollar a pleno su mandato. En la actualidad, algo más del 97 por ciento de los ingresos provienen de las iglesias de Europa Occidental, Estados Unidos y Canadá, mientras que el 48 por ciento de las iglesias miembros no contribuyen con fondos ni siquiera abonando una mínima cuota de membresía. La asamblea aprobó que cada iglesia miembro debe hacer una contribución monetaria al CMI como parte de su compromiso con el movimiento ecuménico y el trabajo de este organismo, tal como se enfatiza en el documento sobre Entendimiento y Visión Comunes. El Comité aspira a que en el término de 5 años, las contribuciones de las iglesias miembros lleguen a 10 millones de francos suizos.

Debate sobre los informes
Durante la sesión que se dedicó al debate sobre los informes del moderador del Comité Central y del secretario general, las intervenciones se centraron en tres temas principales: la cuestión ortodoxa, la globalización y los derechos humanos. Otras cuatro áreas de preocupación ecuménica que se señalaron en este debate fueron: la participación de los jóvenes y de los pueblos indígenas en el movimiento ecuménico, el CMI como agente de paz y la ética de la buena gobernabilidad, considerando a la corrupción de los gobiernos también como una violación a los derechos de los pueblos.

Fue interesante que en el debate sobre la cuestión ortodoxa participaran varias figuras conocidas del protestantismo occidental y que las intervenciones fueran de tono propositivo, alentando una profundización del diálogo y de los estudios sobre eclesiología que ya se vienen realizando en el ámbito de Fe y Constitución. "Que el modelo de toma de decisiones y el carácter del CMI sean protestantes y occidentales no debe ser sólo una preocupación de los ortodoxos sino de todos nosotros", señaló un delegado, quien también alentó a reflexionar sobre el significado eclesiológico del compartir que se da en el movimiento ecuménico. Otro delegado consideró que la toma de decisiones por consenso, tal como aspiran las iglesias ortodoxas, no es de ninguna manera ajena al proceso de EVC que la fraternidad de iglesias reunida en el CMI ya inició. Un delegado ortodoxo pidió la creación de una comisión mixta de diálogo en el seno del CMI para discutir la cuestión ortodoxa, mientras que otro resaltó que las consideraciones de los ortodoxos no deberían ser consideradas como un mero "problema ortodoxo", sino como "un desafío ecuménico".

En relación al tema de los derechos humanos, fue interesante escuchar la intervención de Paul Oestreicher, de Amnistía Internacional, quien integró la delegación de la Iglesia de Inglaterra. Oestreicher dijo que "en los procesos políticos así como en la búsqueda de restaurar las heridas, el perdón no puede quedar afuera. La gracia precede a la justicia. Considero que el CMI podría contribuir a este debate, tanto en las iglesias como en las universidades, sobre la relación entre la gracia y la justicia y las tensiones que esto genera".

En el debate se enfatizó la cuestión de la globalización y sus efectos en el contexto del jubileo y la cancelación de la deuda externa de los países más pobres. También se solicitó que el CMI preste atención a la participación de los jóvenes en el movimiento ecuménico y la presencia de los indígenas en su seno. Al elegirse el nuevo Comité Central, la asamblea dió su apoyo a 5 indígenas de diferentes partes del mundo para que integraran esta importante instancia de trabajo.


4. El Trabajo Futuro del Consejo Mundial de Iglesias

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