consejo mundial de iglesias

Consejo Mundial de Iglesias y Conferencia de Iglesias Europeas
en cooperación con
la Federación Luterana Mundial
Veanse "De Última Hora" del CMI: Una delegación ecuménica visita Albania y la ex República Yugoslava de Macedonia. (17.5.99)

Visita de una delegación ecuménica a la ex República Yugoslava de Macedonia y a Albania
18-25 de mayo de 1999

En abril de 1999, el Consejo Mundial de Iglesias, la Conferencia de Iglesias Europeas y la Federación Luterana Mundial enviaron a Yugoslavia una delegación que había de entrevistarse con las iglesias para examinar las causas y las consecuencias del actual conflicto de los Balcanes. Y, como parte de su continua preocupación por la guerra, el CMI y la KEK, en cooperación con la FLM, organizaron también el viaje de una segunda delegación a la ex República Yugoslava de Macedonia y a Albania, viaje que tuvo lugar del 18 al 24 de mayo de este mismo año. A esta delegación se le pidió:


Los participantes en esta delegación esperan que el presente documento informe a las iglesias sobre algunas de las consecuencias del actual conflicto y contribuya así a un entendimiento más profundo de la guerra y de sus repercusiones a largo plazo en toda la Europa sudoriental.

Miembros de la Delegación
Wilhelm Nausner, Iglesia Metodista Unida, región de Ginebra
Antonios Papantoniou, Iglesia de Grecia
Sylvia Raulo, Iglesia Evangélica de Finlandia
Elizabeth Ferris, Consejo Mundial de Iglesias
Alessandro Spanu, Federación de Iglesias Protestantes de Italia (Albania únicamente)

Agradecimientos
La delegación desea expresar su profundo agradecimiento al personal del Centro Macedonio para la Cooperación Internacional en la ex República Yugoslava de Macedonia, y a Su Beatitud el Arzobispo Anastasios de Tirana, Durres y Toda Albania, así como al personal de Diaconia Agapes de Albania, por la cordialidad y la amabilidad con que nos acogieron, al mismo tiempo que seguían gestionando sus programas de emergencia. En particular, los miembros de la delegación agradecen al Pastor Mihail Cekov y a Dragi Vrgov la semana que, a pesar de sus muchas tareas, dedicaron a acompañarnos en nuestra visita.


Introducción

Nuestra visita fue breve y aunque nuestras impresiones son muy vivas, es imposible llegar a conclusiones definitivas después de sólo unos pocos días en cada país. Por eso, y después de discutirlo ampliamente, decidimos no formular recomendaciones específicas a las iglesias, sino más bien hacer constar nuestras observaciones y compartir algunas de nuestras conclusiones generales sobre la situación en la ex República Yugoslava de Macedonia y en Albania.

1. El actual conflicto de los Balcanes no es una guerra de religión. Aunque las identidades étnicas están muy arraigadas, personas de diferentes grupos étnicos y religiosos llevan siglos viviendo juntos con respeto y tolerancia los unos por los otros. Todo intento de presentar la guerra como conflicto religioso es muy peligroso. Y en este contexto altamente politizado, ni las iglesias ni otras comunidades religiosas deberían dejarse utilizar con fines políticos por los gobiernos o por los distintos grupos.

2. La crisis actual de los Balcanes es una crisis de larga duración. Los efectos de esta guerra se dejarán sentir durante muchos años, mientras que lo probable es que la atención de la comunidad internacional no se prolongue demasiado. Al mismo tiempo nos preocupan profundamente las repercusiones del conflicto y de la presencia de refugiados en los países que los han acogido. Si se produce una nueva crisis global o si los organismos humanitarios pueden trabajar en el interior de Kosovo, es posible que la atención se desplace de las necesidades actuales de los refugiados en Albania y Macedonia a otras regiones. Y, dada la volatilidad de la situación en los dos países, ese cambio podría tener trágicas consecuencias no sólo para ellos sino también para el conjunto de la región.

3. La guerra está creando una situación muy peligrosa para los países vecinos y merece una atención más sostenida por parte de la comunidad internacional. Es imposible que los países de Macedonia y Albania sigan acogiendo a gran número de refugiados sin el apoyo sostenido de la comunidad internacional. Y tenemos también que recordar que en ambos países está resultando muy difícil la transición de un régimen comunista a un sistema de instituciones democráticas.

4. Los habitantes de toda la región tienen miedo de los efectos desestabilizadores de la llegada de un gran número de personas de distintos orígenes étnicos y manifiestan su preocupación ante la posibilidad de que el conflicto se extienda a sus países. Los problemas de la región están, pues, relacionados unos con otros y eso hace necesario un plan de conjunto para toda la región. En un acuerdo de paz, por ejemplo, habría que tener en cuenta no sólo el regreso de los refugiados kosovares de Macedonia y Albania, sino también las repercusiones de la guerra en Grecia, Italia, Hungría, Bulgaria y otros países de la región.

5. Yugoslavia es el centro de los Balcanes. Lo que sucede en Yugoslavia tiene repercusiones en toda la región en todo lo concerniente a transacciones comerciales y económicas, infraestructura, transportes, e incluso evolución política. Mientras no haya democracia en Yugoslavia, toda la región seguirá en una situación de riesgo.

6. El reto para las iglesias de la región es construir y mantener sociedades pluralistas en las que personas de distintos orígenes étnicos y religiosos puedan convivir en condiciones de paz y de respeto mutuo. Aunque en los últimos años hemos sido testigos de conflictos en gran escala, también tenemos que recordar que ha habido períodos de paz en los que han funcionado bien las sociedades multiculturales. En este contexto, son muy peligrosas las propuestas encaminadas a redefinir las fronteras nacionales.

7. Al hablar con muchas personas distintas sobre la situación de los refugiados, hemos descubierto que las personas informadas tienen muy distintas visiones del futuro. Algunos creen que pronto se firmará un acuerdo de paz y que la mayoría de los refugiados regresarán inmediatamente a sus hogares. Pero son muchos más los que creen que el proceso de repatriación será muy lento; "aunque la semana que viene se firme el acuerdo de paz", nos han dicho, "los refugiados permanecerán aquí como mínimo un año más". Otros creen que la mayoría de los refugiados no regresarán nunca a Kosovo. Y estos distintos análisis configuran respuestas distintas a la cuestión de los refugiados, respuestas que van desde la decisión de invertir en costosos proyectos para hacer frente al invierno hasta la idea de una evacuación humanitaria.


Las repercusiones de la guerra en la ex República Yugoslava de Macedonia

Hasta los primeros años noventa, Macedonia formó parte de Yugoslavia. Sus mercados, su infraestructura y las modalidades de su comercio estaban todas integradas en este país. La actual ruptura de relaciones con Yugoslavia como resultado de la guerra está teniendo importantes repercusiones en la ex República Yugoslava de Macedonia, la cual es ademas una nueva democracia cuyas instituciones políticas se han desarrollado recientemente y cuyos partidos políticos están aún en proceso de consolidación. La tensión producida por la llegada de 300.000 refugiados de origen albano hasta mediados de mayo de 1999 ha tenido por lo tanto graves consecuencias en las frágiles estructuras democráticas. Antes de la llegada de los refugiados, el 75% de los dos millones de habitantes del país eran de origen macedonio y el 25% de origen albanés. Había también 45.000 romaníes registrados (aunque la cifra real es posible que llegue a los 90.000). La presencia de los refugiados - cuyo total representaba el 12% de la población de Macedonia en el momento de nuestra visita - ha hecho temer a los macedonios que el equilibrio étnico del país pueda alterarse.

Económicamente, la ex República Yugoslava de Macedonia está sufriendo graves perturbaciones en su comercio. Tradicionalmente, gran parte de la producción agrícola del país se exportaba a Yugoslavia, sin cuyo mercado los agricultores macedonios no tienen donde exportar su producción. Se nos ha dicho, por ejemplo, que en Strumica 20 kilos de pepinos se venden ahora por un dólar. Fábricas que dependían de Yugoslavia para obtener sus materias primas y/o vender sus productos están cerrando. Análogamente, el comercio entre la ex República Yugoslava de Macedonia y Alemania, tradicional interlocutor comercial de Macedonia, se ha visto asimismo perturbado. Antes de la llegada de los refugiados, el desempleo en la ex República Yugoslava de Macedonia se estimaba en el 40%, mientras que ahora cifras no oficiales indican que el número de desempleados es superior al de empleados. Los inversionistas extranjeros se están retirando, el tráfico comercial aéreo se ha reducido en un 80% y la situación económica general es precaria.

En cuanto a la política, escuchamos informes según los cuales el país se está polarizando entre las fuerzas pro OTAN y anti OTAN, y los sentimientos contrarios a ésta se están agudizando como consecuencia de los bombardeos. Los macedonios tienen miedo de verse envueltos en el conflicto. Dos terceras partes de la población macedonia viven en un radio de 20 a 25 kilómetros de la frontera yugoslava, y actualmente hay 16.000 soldados de la OTAN en el país. Los macedonios de origen manifiestan asimismo su miedo a un Kosovo independiente y a la posible creación de una gran Albania. Como nos dijo una persona, "no es posible cambiar las fronteras en los Balcanes sin un gran derramamiento de sangre". En este contexto, los refugiados albaneses de Kosovo son considerados como una fuerza desestabilizadora y los macedonios parecen unánimes en instar a que dichos refugiados sean reasentados fuera del país. De hecho, la salida en las últimas semanas de 50.000 refugiados con destino a otros países parece haber aliviado algo la situación.

Los refugiados

En el momento de nuestra visita, el número de refugiados albaneses que se encontraban en la ex República Yugoslava de Macedonia se estimaba en 229.000, de los que 79.000 viven en nueve campamentos y 125.000 con familias de acogida. Otros 50.000 habían salido para otros países en el curso del mes anterior. Los albaneses no están reconocidos como refugiados, sino más bien como "personas asistidas por razones humanitarias". Además de los refugiados albaneses, hay otros varios millares, con inclusión de ciudadanos macedonios (tanto de origen albanés como macedonio) que vivían en Kosovo, y de refugiados serbios y romaníes de otras partes de Yugoslavia. Actualmente la policía se niega a reconocer a los no albaneses como "personas asistidas por razones humanitarias", si bien hemos tenido noticias según las cuales están siendo discretamente asistidos por organizaciones no gubernamentales. Finalmente hay varios millares de refugiados que no están registrados como tales.

En cuanto a los refugiados que viven en campamentos, una de las principales preocupaciones es la llegada del verano con sus calores, pero tampoco hay que olvidar las necesidades más apremiantes del próximo invierno. En la ex República Yugoslava de Macedonia las temperaturas pueden elevarse hasta 45 grados en verano y descender hasta -20 grados en invierno. La adaptación para el invierno de los alojamientos de refugiados puede resultar muy costosa, y a eso hay que añadir que ese proceso, que significa que los refugiados permanecerán todavía algún tiempo en el país, puede exacerbar los sentimientos de xenofobia entre la población local. Y en el caso de los refugiados que viven con familias de acogida se teme que las posibilidades se reduzcan considerablemente a medida que pasan los meses, sobre todo teniendo en cuenta que muchas de las familias con las que viven son muy pobres. Entre los refugiados, por su parte, aumenta el interés por la evacuación humanitaria a países occidentales.

También hemos tenido noticias del creciente resentimiento de la población macedonia ante las mejoras introducidas en las condiciones de vida en los campamentos de refugiados, especialmente teniendo en cuenta el empeoramiento de la situación económica general. Como nos dijo un macedonio, "nos dicen que los refugiados están recibiendo bananas, fruta que nosotros llevamos mucho tiempo sin poder comprar". También nos preocupan las repercusiones de la llegada de muchas organizaciones internacionales no gubernamentales. Los precios en Skopje están aumentando, en un momento en que son muchos los ciudadanos macedonios que están sin empleo.

Hemos tenido informes sobre las decenas de miles de personas internamente desplazadas en Kosovo que podrían pasar a la ex República Yugoslava de Macedonia ahora que la nieve está desapareciendo de las montañas. Con la destrucción de la infraestructura de Kosovo también es probable que en el futuro aumente el número de refugiados que salgan del territorio empujados por el hambre.

Nosotros visitamos dos campamentos de refugiados. Radusa es un campamento relativamente pequeño, dirigido por el MCIC (Centro Macedonio de Cooperación Internacional). Aunque con capacidad para 1.500 refugiados, actualmente son sólo 700 los que viven en él. En conjunto, todos los servicios que se les prestan son excelentes. Una organización búlgara proporciona la asistencia médica (con 13 médicos y equipo adecuado) y dos comidas calientes al día. También hay agua limpia en cantidad suficiente, y duchas calientes, sanitarios y un servicio gratuito de teléfono por satélite para los refugiados. Existen además planes para la construcción de locales sociales que serán administrados por los propios refugiados y que permitirán a éstos disponer de lugares de reunión.

El campamento de refugiados de Cegrane es actualmente el más grande del país, con 40.000 refugiados. El campamento fue urgentemente Aampliado@ cuando la llegada inesperada de nuevos refugiados provocó un crecimiento demasiado rápido de su población. Abierto hace tres semanas, todavía no está terminado. Algunos de los caminos, por ejemplo, no tienen grava (lo que significa que cuando llueve se convierten en barrizales), y el número de letrinas es inadecuado; el MCIC está actualmente construyendo otras 50. No se facilitan comidas calientes (a diferencia de Radusa), y las familias preparan sus comidas en las hogueras que encienden en los pequeños espacios que hay entre las tiendas. Este campamento se ha concebido con carácter permanente y con limitado movimiento de refugiados a otros países. Nos preocupan las posibles repercusiones ambientales del campamento, por cuanto los refugiados tienen que procurarse ellos mismos la leña que necesitan y, por otra parte, las aguas sucias se vierten en el río más próximo. Algunos refugiados nos han informado también sobre ciertas deficiencias de la asistencia médica.

En los dos campamentos los refugiados parecen disfrutar de relativa libertad de movimiento y su presencia es visible en las comunidades vecinas. Las relaciones entre las ONG que actúan en el campamento de Cegrane parecen ser relativamente esporádicas, si bien diariamente se celebran reuniones de coordinación. Aunque las necesidades básicas de los refugiados parecen estar atendidas, a nosotros nos preocupó la dimensión social de la vida en los campamentos. Los refugiados están deprimidos y tienen pocas actividades con las que llenar su tiempo. La mayor parte se limitan a permanecer sentados en sus tiendas en espera de las decisiones que puedan tomarse acerca de su futuro. La falta de actividades interesantes agravará sin duda, no sólo la depresión de los refugiados, sino también otros problemas sociales. Algunos de los niños más pequeños del campamento de Radusa van a la escuela en los pueblos vecinos, pero no existen (todavía) actividades para adolescentes y jóvenes, ni hay tampoco escuelas a las que puedan asistir los niños del campamento, todavía más poblado, de Cegrane.

El Centro Macedonio de Cooperación Internacional (MCIC)
El MCIC fue creado en 1993 para que se ocupara de proyectos de desarrollo, y en el curso de los años ha ido acumulando un impresionante historial en las esferas del desarrollo rural, la higiene y el desarrollo de la capacidad entre las ONG locales. En abril de este año, el MCIC inició un programa de emergencia, suspendiendo sus programas ordinarios para responder a la crisis. Con el apoyo de Acción Conjunta de las Iglesias (ACT), el MCIC participa actualmente en: 1) la prestación de asistencia de emergencia (con actividades de saneamiento en varios campamentos, gestión general del campamento de Radusa, y distribución de paquetes de comida y artículos de higiene a las familias de acogida), 2) actividades de concienciación, con inclusión de educación de los refugiados, formación de los creadores de opinión, y una campaña pública dirigida a fomentar la tolerancia a nivel popular, y 3) el establecimiento de un centro de información urgente con material impreso y de una página web que proporcione información actualizada sobre los acontecimientos en Macedonia. El MCIC tiene previsto restablecer, al menos parcialmente, sus programas ordinarios en junio.

Las estructuras gestoras del MCIC están formadas por representantes de las comunidades religiosas (Iglesia Ortodoxa de Macedonia, Iglesia Metodista Unida y Comunidad Religiosa Islámica), representantes de la sociedad civil (tales como los romaníes y organizaciones femeninas), y de personas expertas en distintas materias. Parecía existir cierta preocupación, especialmente por parte de la Iglesia Ortodoxa de Macedonia, en cuanto a la necesidad de que el MCIC se esforzara por reforzar todavía más la labor de las iglesias.

En general, nos impresionaron tanto la labor del MCIC como el carácter plural de su Junta Ejecutiva. Concretamente, la decisión del MCIC de comprar localmente los alimentos para los paquetes que está distribuyendo a las familias de acogida es una forma de responder a las necesidades no sólo de los refugiados sino también de los macedonios. También nos impresionó favorablemente la decisión del MCIC de asistir tanto a los unos como a los otros. Así, en los dos campamentos que visitamos el MCIC tiene la intención de mejorar la infraestructura (energía, agua y saneamiento) tanto de las comunidades locales como de los propios campamentos. Dado el comprensible resentimiento de la población local hacia los refugiados y hacia los recursos que a éstos se destinan, son éstas importantes iniciativas que habría que fomentar y apoyar.

Nos preocupan las consecuencias que para el MCIC puedan tener sus programas de emergencia. El MCIC ha hecho una gran labor al responder a la crisis inmediata en la ex República Yugoslava de Macedonia. Pero el costo ha sido la suspensión de sus programas ordinarios de desarrollo, que también son importantes y que a la larga seguirán siendo necesarios. Si la crisis inmediata se prolonga, será importante garantizar que las necesidades de los refugiados serán atendidas por profesionales bien entrenados para las situaciones de emergencia y que se reanudará la labor de desarrollo del MCIC.

Nos reunimos también con la organización humanitaria Mesechina (o "Moon") de los romaníes, que ha suspendido igualmente sus programas educativos ordinarios para éstos, y los de desarrollo de la capacidad de las ONG que trabajan con ellos, para dedicar toda su atención a la situación de emergencia. Actualmente Mesechina está distribuyendo 2.600 paquetes de comida y artículos de higiene a las familias que albergan a refugiados, y 1.000 al mes a los necesitados macedonios de Gostivar. A este respecto se nos dijo que es posible que sean actualmente unos 3.000 los refugiados romaníes de Kosovo que viven con familias de acogida en la ex República Yugoslava de Macedonia.


Iglesias

Nos sorprendió la falta de "espíritu" o de antecedentes ecuménicos entre las iglesias macedonias, así como el aislamiento de la Iglesia Ortodoxa de Macedonia. Porque si bien hay algunas pruebas de buena cooperación entre iglesias, eso parece ser más resultado de contactos individuales que de un compromiso ecuménico por parte de las instituciones. La reunión que nosotros celebramos con Caritas-Macedonia puso, por otra parte, de relieve la buena cooperación ecuménica que existe sobre el terreno. Dentro de la Iglesia Católica también existen divisiones entre los uniatos y la Iglesia Católica Romana.

Del total de dos millones de macedonios, hay actualmente 1,5 millones que son miembros de la Iglesia Ortodoxa de Macedonia (más otro millón que viven fuera de la República). En 1967, la Iglesia Ortodoxa de Macedonia declaró su independencia de la Iglesia Ortodoxa Serbia - separación que no ha sido reconocida por otras iglesias ortodoxas. En 1967 también, la Iglesia Ortodoxa de Macedonia solicitó la admisión en el Consejo Mundial de Iglesias, pero su solicitud no fue aceptada. Nuestra delegación se reunió con el Metropolitano Kiril, de la Iglesia Ortodoxa de Macedonia, como expresión de solidaridad con la iglesia principal de un país que está experimentando serias dificultades como resultado de la guerra en el vecino Kosovo, pero hizo constar claramente que su propósito era informarse sobre los problemas humanitarios y políticos del país, y no ocuparse de cuestiones relativas a la posición de la iglesia dentro de la comunidad ortodoxa o a su deseo de ingresar en el CMI y en la CIE. La delegación insistió también en que las decisiones sobre esas cuestiones incumben a los demás miembros de la familia ecuménica.

El Metropolitano Kiril recibió a la delegación con cordialidad y reconocimiento, disculpándose por la ausencia del Arzobispo Mihail que estaba en el hospital recuperándose de una intervención cardíaca. Inició su declaración haciendo notar que era la primera vez en más de 30 años que una delegación del CMI o de la KEK visitaba su iglesia, y que esta visita era muy apreciada. Hizo notar que la iglesia recordaba todavía vivamente la asistencia ofrecida por el CMI y la KEK a raíz del devastador terremoto de 1963. La solidaridad entonces manifestada por la comunidad ecuménica internacional había sido "abrumadora" y nunca podía olvidarse. Expresó también el sincero deseo de su iglesia de formar parte del CMI y la KEK, el dolor que le causaba la división de las iglesias al final de este milenio y la esperanza de que la iglesia ortodoxa de Macedonia pudiera incorporarse en un futuro próximo a la comunidad ecuménica mundial.

El Metropolitano Kiril se refirió asimismo a varias preocupaciones apremiantes de la Iglesia Ortodoxa de Macedonia, iglesia que todavía está sufriendo los efectos de 50 años de régimen comunista durante los cuales sus bienes habían sido confiscados, al mismo tiempo que se debilitaban las bases de la propia iglesia. Actualmente hay 2.500 iglesias y monasterios que hay que mantener con unos recursos que son limitados. Y aunque la juventud de Macedonia muestra cada vez más interés por participar en la vida de la iglesia, ésta no tiene fondos suficientes para la producción de los materiales adecuados en el idioma del país (la Biblia se publicó por primera vez en macedonio en 1991) y la institución teológica carece igualmente de recursos financieros adecuados. El Metropolitano Kiril manifestó además su preocupación ante el desarrollo del Islam en la ex República Yugoslava de Macedonia y ante los recursos que recibían los musulmanes del extranjero; esa preocupación aumenta, por otra parte, habida cuenta de la actual afluencia de refugiados. A este respecto hizo notar que los refugiados yugoslavos de origen serbio llegan a las puertas de su iglesia, y que ésta carece de medios para asistirles, mientras que los de origen albanés reciben amplios recursos de las organizaciones humanitarias internacionales. Las iglesias están haciendo lo que pueden (incluida la organización de comedores de beneficencia) por las personas necesitadas, pero tienen muy pocos recursos.

Durante nuestra visita a la ex República Yugoslava de Macedonia mantuvimos también largas conversaciones con el Pastor Cekov, de la Iglesia Metodista Unida, en Strumica, y pudimos visitar cuatro iglesias metodistas en el valle de Struma. En Strumica se nos informó sobre el incremento de la cooperación ecuménica con las religiosas católicas de la Eucaristía, a las que también visitamos, recorriendo su clínica médica. La Iglesia Metodista de la ex República Yugoslava de Macedonia no está muy extendida (12 congregaciones con un total de 4.500 miembros), pero parece desempeñar un papel bastante mayor de que se podría suponer en la labor ecuménica, especialmente en el marco del MCIC.

También nos entrevistamos con Zejnula Fazliu, secretario de la Comunidad Religiosa Islámica, quien nos hizo notar que hay en Macedonia 500 mezquitas (además de otros edificios) y que su organización agrupa todas las comunidades islámicas del país. La comunidad islámica había sufrido grandemente bajo el régimen comunista, con la confiscación de sus bienes. El Hillal se había organizado como brazo humanitario de la Comunidad Religiosa Islámica y estaba relativamente bien preparado para actuar en caso de emergencia. Hizo notar asimismo que el MCIC era la única organización que apoyaba al principio a El Hillal y que ahora éste participaba activamente en la Junta del Centro. Comentó también que "las relaciones entre las comunidades religiosas son mejores que las que mantienen nuestros políticos".

Albania

Albania tiene actualmente dos millones de habitantes. Hace una década su población era de tres millones, pero como resultado de una serie de crisis en el país un millón aproximadamente se han expatriado en busca de posibilidades de supervivencia y de vida mejor. Actualmente el 70% de los albaneses están desempleados y muchas, quizá la mayoría, de las familias albanesas sólo pueden sobrevivir gracias a las remesas que les envían aquellos de sus parientes que viven en el extranjero. La mayor parte de los alimentos del país son importados, y son escasas las exportaciones. El 80% aproximadamente de los albaneses perdieron sus ahorros de toda la vida como consecuencia del colapso de los sistemas Apiramidales@ en 1997 y la población se está todavía recuperando de los efectos de esa crisis. A este respecto se nos informó de la pérdida de confianza de la población en sus instituciones políticas y económicas a las que se considera incapaces de atender adecuadamente a sus conciudadanos, los cuales no ven para el futuro más solución que la emigración.

Hoy, aproximadamente el 67% de la población de Albania es de tradición musulmana, con un 23% de ortodoxos y del 10 al 11% de católicos. Así pues, la Iglesia Ortodoxa de Albania es la iglesia mayoritaria dentro de una población cristiana a su vez minoritaria. Dentro de la Iglesia Ortodoxa de Albania existen varios grupos étnicos distintos, entre los que figuran albaneses, griegos y vlados. La iglesia es, pues, una iglesia multiétnica en un país que también lo es, y es además una iglesia en proceso de reconstrucción y resurrección. Hay también pequeñas iglesias y organizaciones protestantes que están actualmente trabajando con los refugiados; también parecen muy buenas las relaciones entre la Iglesia Ortodoxa de Albania y la Iglesia Católica Romana.

Albania es asimismo única en el mundo por la naturaleza y la extensión de la persecución religiosa que experimentó de 1967 a 1990. Durante 23 años toda expresión religiosa -tanto pública como privada - estuvo prohibida. Iglesias y monasterios fueron destruidos, y los sacerdotes perseguidos, al mismo tiempo que se les prohibía el ejercicio de su ministerio y que se promovía oficial y vigorosamente el ateísmo en las escuelas y en la vida civil. Con el cambio de gobierno en 1990 y la apertura del país, se dio a la Iglesia Autocéfala de Albania una oportunidad de revivir. Pero la Iglesia tuvo que volver a empezar casi a partir de cero. Cuando Su Beatitud el Arzobispo Anastasios asumió su cargo en 1991, se encontró con sólo 15 ancianos sacerdotes en el país (frente a los 350 que había antes del inicio de la persecución) y con un país casi desprovisto de iglesias ortodoxas. Desde entonces la Iglesia ha establecido un seminario teológico, ha ordenado 104 sacerdotes y ha restablecido el sínodo. Por otra parte, se han reconstruido, reparado o restaurado 250 iglesias, y actualmente la Iglesia está presente en 400 comunidades. Dada la tendencia de los albaneses a abandonar el país, la Iglesia está alentando, por otra parte, a sus seminaristas a permanecer en él.

Al mismo tiempo que restablecía sus estructuras y que reparaba los edificios, la Iglesia inició un ministerio diaconal a través de Diaconia Agapes, proporcionando alimento, ropa y medicinas a los necesitados. En el curso de los años su actividad se ha extendido a toda Albania con el Programa de escuelas para los niños, los programas de agricultura y aguas, los programas de sanidad y otros formas de ministerio. En el curso de nuestra visita pudimos ver una escuela de párvulos en Tirana, la emisora de radio de la iglesia de la Resurrección, y el Centro de diagnóstico de la Anunciación, que en breve será inaugurado El Centro de diagnóstico dispone, en un impresionante edificio moderno, de los aparatos y el equipo más adelantados, y contribuirá en gran medida al mejoramiento de la situación sanitaria en el país. Estas visitas nos impresionaron profundamente al darnos a conocer los esfuerzos de diaconía realizados por la Iglesia Ortodoxa de Albania y la resurrección de esta iglesia que había estado a punto de desaparecer bajo el régimen comunista. También quedamos llenos de admiración ante la visión y el compromiso con que el Arzobispo Anastasios estaba reconstruyendo la iglesia en todas sus dimensiones.

Los refugiados

Este es el contexto en el que Albania ha recibido 450.000 refugiados en los últimos 45 días. La población del país ha aumentado en casi un 25%, en un momento en que el gobierno es incapaz de cubrir las necesidades de sus propios ciudadanos. Aunque aplaudidos por la comunidad internacional por su generosa acogida de los refugiados, a muchos albaneses les preocupan los efectos que a largo plazo puede tener este aumento de la población, especialmente si los refugiados no pueden regresar a sus hogares en un futuro próximo.

Los refugiados están llegando a un país con un nivel de vida muy inferior al que ellos tenían en Kosovo y están viviendo entre personas que tienen aún menos que ellos. Así, por ejemplo, algunos al menos de los refugiados consiguieron traer algún dinero (o automóviles o tractores) con ellos. Y como la comunidad internacional ha respondido proporcionándoles comida, alojamiento, agua y asistencia médica, existe el temor de que los albaneses se sientan resentidos ante tal asistencia.

El éxodo de albaneses de Kosovo está teniendo importantes repercusiones en Albania. La Iglesia Ortodoxa de Albania ha respondido a las necesidades de los refugiados no sólo por razones humanitarias, sino también por razones teológicas. El Arzobispo Anastasios explicó que, al enfrentarse con esta emergencia humanitaria, Apodríamos haber dicho que éramos una iglesia pobre y quedarnos en nuestro rincón@; pero, en lugar de eso, la iglesia decidió cumplir el mandato evangélico de responder a las necesidades de los que sufren y organizó un importante programa de emergencia para ayudar a los refugiados. Actualmente, la Iglesia Ortodoxa de Albania está movilizando, a través de ACT, la ayuda de las iglesias protestantes y ortodoxas de todo el mundo en apoyo a su ministerio en favor de los refugiados musulmanes. Este testimonio podría ser un importante modelo para el conjunto de los Balcanes. A diferencia de la postura adoptada por el MCIC en la ex República Yugoslava de Macedonia, Diaconia Agapes ha continuado su labor ordinaria de desarrollo en todo el país y ha contratado, por otra parte, más personal para atender a las necesidades urgentes de los refugiados.

Muchos de los refugiados han sido alojados en más de 300 campamentos por todo el país, mientras que otros viven con familias que los han acogido o en centros mixtos de asentamiento. Aunque se discute bastante (como en la ex República Yugoslava de Macedonia) la necesidad de proporcionar alojamiento a los refugiados durante el invierno, también preocupa profundamente la situación en que se encontrarán durante los meses de verano. En los últimos años Albania ha experimentado en esa época graves deficiencias en el suministro de agua y de electricidad. Ejemplo de ello son los cortes de alumbrado a los que una cuarta parte de la población de Tirana está sometida por turno durante esos meses, Como preguntaba Penny Deligiannis, Director del programa de emergencia ACT/Diaconia: "¿Cuáles serán los efectos de la provisión de agua y de al menos un poco de electricidad a otros 450.000 refugiados?"

En Nrodoq visitamos un campamento de refugiados que había sido construido y estaba siendo gestionado conjuntamente por Diaconia Agapes y Acción Conjunta de las Iglesias. El campamento alberga actualmente 1.250 refugiados y tiene capacidad para 2.000. Como en los campamentos que visitamos en la ex República Yugoslava de Macedonia, la mayoría de los refugiados viven en tiendas. La presencia de árboles y de espacios verdes crea un mayor sentimiento de apertura en el campamento y da más intimidad que otros campamentos que visitamos a la vida de las familias. Aunque el campamento no llevaba abierto más que diez días, la mayoría de los servicios estaban en funcionamiento y ya se estaba atendiendo a las necesidades psicosociales de los refugiados traumatizados y a sus necesidades materiales. El Gobierno polaco proporciona los servicios médicos y una brigada de bomberos. Y ya se han identificado otros tres emplazamientos para la construcción de nuevos campamentos de ACT/Diaconia Agapes, cuya apertura está prevista para el mes próximo.

Como en la ex República Yugoslava de Macedonia, escuchamos informes sobre el resentimiento con que algunos albaneses ven la asistencia que están recibiendo los refugiados. La mayoría de los albaneses son desesperadamente pobres y las infraestructuras del país son al parecer deplorablemente deficientes. Por eso Diaconia Agapes y ACT están estudiando medidas para mejorar también el abastecimiento de agua del cercano poblado de Ndroq. La cuestión del emplazamiento de los campamentos es muy delicada. En algunos casos, las organizaciones han tenido dificultades para encontrar para los campamentos terrenos cuya propiedad estuviera claramente definida. La iglesia se ha mostrado también sensible a la necesidad de colocar a los refugiados en zonas en las que su presencia tenga menos probabilidades de provocar fuertes reacciones negativas por parte de las comunidades locales.

Como en la ex República Yugoslava de Macedonia, muchos miles de refugiados de Albania están viviendo con familias que los han acogido. En algunos casos, viven con miembros de su propia familia, pero también hemos oído informes de albaneses que, viendo refugiados en las calles, les invitan a sus casas. Lo que sucede es que la mayoría de las familias albanesas disponen ya de poco espacio para vivir y tienen ellas mismas pocos recursos. Y mientras que la atención de los medios de información internacionales se centra en los grandes campamentos de refugiados, las condiciones de los que viven con familias albanesas están empeorando, ya que son muchos los albaneses que están iniciando ahora su tercer mes como familias de acogida. Por eso un importante elemento del programa de emergencia de ACT/Diaconia Agapes consiste en la asistencia a las familias que acogen a los refugiados, en forma de entregas periódicas de víveres y de artículos de higiene.

En nuestra visita a la Academia Teológica de la Resurrección de Cristo en St. Vlash/Durres, nos enteramos de que los seminaristas están también participando en el ministerio para los refugiados. Una vez a la semana viajan a Ndroq para visitar a los refugiados, hablar con ellos, desarrollar actividades para los niños y, sobre todo, establecer contactos humanos. En Durres, los seminaristas participan en la distribución de paquetes de comida a 500 refugiados albaneses de Kosovo que viven con 120 familias albanesas en la cercana ciudad. Varios de los seminaristas nos dijeron que aunque la primera vez que habían visitado a los refugiados, ellos mismos estaban tensos y nerviosos por no estar seguros de cómo reaccionarán los refugiados ante la presencia de seminaristas ortodoxos, luego vieron, con sorpresa y alegría que los refugiados les recibían cordialmente y apreciaban esa aproximación de las iglesias. Los estudiantes aprovecharon la oportunidad de su primera visita para determinar otras necesidades de los refugiados, comprobando, por ejemplo, que la mayoría de ellos dormían sobre suelos de cemento y que no tenían comida para niños, y ahora están pensando en distribuir colchones y comida infantil en ulteriores visitas.

Itinerario
19 de mayo: Tesalónica-Strumica, visitas a las iglesias metodistas de Strumica, Murtino, Kolesino y Monospitovo, y partida para Skopje, Macedonia.

20 de mayo: Skopje, entrevistas con miembros del Centro Macedonio de Cooperación Internacional, la Iglesia Ortodoxa de Macedonia, la Comunidad Religiosa Islámica, Saso Klekovski, Director del MCIC y Caritas - Macedonia; comida con la Junta Ejecutiva del MCIC.

21 de mayo: Visitas al campamento de refugiados de Radusa, al campamento de refugiados de Cegrane, visita a "Moon", asociación humanitaria y benéfica romaní, en Gostivar.

22 de mayo: Skopje-Tirana, breve entrevista con Su Beatitud el Arzobispo Anastasios de Tirana, Durres y Toda Albania.

23 de mayo: Tirana: culto en la Catedral Ortodoxa de la Anunciación, visita al campamento de refugiados de ACT/Diaconia Agapes en Ndroq, entrevista con Su Beatitud el Arzobispo Anastasios y con Penny Deligiannis, Director del Programa de emergencia ACT/DA en Albania.

24 de mayo: Tirana: visitas a una escuela de párvulos, al Centro de Diagnóstico de la Anunciación y a la emisora de radio "Ngjalla". Durres: visitas al monasterio de St. Vladh y al Seminario Teológico Ortodoxo de la Resurrección. Comida con Su Beatitud el Arzobispo Anastasios y con Penny Deligannis.

25 de mayo: Tirana - Tesalónica.

Personas con las que nos entrevistamos
Ex República Yugoslava de Macedonia
Mihail y Cristina Cekov, Iglesia Metodista en Strumica
Gonce Jakovleska, Centro Macedonio de Cooperación Internacional
Metropolitano Kiril, Iglesia Ortodoxa de Macedonia
Sacerdote Dragi Kostadinovski, Iglesia Ortodoxa de Macedonia
Fejnula Fazliu, Comunidad Religiosa Islámica
Msr. Antun Cirimetic, Director de Caritas-Macedonia
Mirko Spirovsla, Profesor de Medicina y presidente de la Junta del MCIC
Teuta Cuckova-Krasnika, Junta Ejecutiva del MCIC
Murije Kadriu, Junta Ejecutiva del MCIC (Unión de Mujeres Albanesas)
Edwin Bjastad, Ayuda de las iglesias noruegas, campamento de Radusa
Skendevi Samet, organización humanitaria romaní "Moon"
Muhamed Toci, organización humanitaria romaní "Moon"

Albania
Arzobispo Anastasios de Tirana, Durres y Toda Albania
Penny Deligiannis, Director del Programa de emergencia de ACT/DA
Paul Zanes, ACT/DA
John Damerel, ACT/DA
Juhani Kokko, ACT/DA
Martti Penttinen, ACT/DA
Fr. Luke A. Veronis, Academia Teológica de la Resurección de Cristo, St. Vlash-Durres


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