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6 de julio de 2000

El equipo ecuménico internacional de observadores no
supervisará la segunda ronda electoral en Haití

Véase De Última Hora del CMI, No. 00-11

El equipo ecuménico internacional de observadores de las elecciones en Haití no supervisará la segunda ronda electoral prevista para el domingo 9 de julio.

Los miembros del equipo ecuménico, que lleva a cabo su labor bajo los auspicios del Consejo Mundial de Iglesias (CMI) y de la Federación Luterana Mundial (FLM), anunció que no seguirá con la supervisión de la segunda ronda de las elecciones, tras haber observado irregularidades y tensiones en el proceso de votación durante las elecciones locales y legislativas del pasado 21 de mayo. No obstante, los 13 integrantes del equipo, procedentes de Francia, Alemania y Suiza, quieren "dejar la puerta abierta" en previsión de un cambio de la situación.

La comunidad internacional, así como los grupos religiosos y la sociedad civil haitiana, han denunciado y puesto en tela de juicio los resultados de las elecciones de mayo en el país caribeño, de las que salió vencedor el partido del que fuera presidente de Haití, Jean-Bertrand Aristide. El pasado 24 de junio, 17 organizaciones, entre ellas la Federación de Iglesias Protestantes, la Conferencia Episcopal Romana, la Cámara de Comercio Nacional y la Asociación de Empresarios, afirmaron en una declaración que no podían respaldar esos resultados, obtenidos al margen de la legislación electoral y de las normas generalmente aceptadas. Los partidos políticos de la oposición han declarado que no participarán en la segunda ronda de las elecciones. Francia, los Estados Unidos de América y la Organización de los Estados Americanos (OEA) han hecho una crítica contundente del proceso electoral y han cuestionado la validez de los resultados de la primera ronda.

A continuación figura el texto íntegro de la declaración del equipo ecuménico de observadores, realizada con ocasión del proceso electoral del 21 de mayo:

DECLARACIÓN DE LOS OBSERVADORES ECUMÉNICOS

Un grupo de 13 observadores de Suiza, Francia, Alemania y los Estados Unidos de América se desplazó a Haití para supervisar la elecciones.

Su presencia fue una forma de dejar constancia de la preocupación de las iglesias de todo el mundo por el pueblo de Haití y de su solidaridad en la importante etapa que esta votación representa para la construcción de la democracia.

Por razones prácticas, estos observadores trabajaron en colaboración con la misión de supervisión de la Organización de los Estados Americanos (OEA) en los Departamentos Occidental, Artibonite, Central, Meridional, Nororiental y Grand'Anse. La cooperación con los representantes regionales de la OEA fue positiva. Sin embargo, cabe señalar que la presente declaración es obra exclusiva de los 13 observadores del equipo ecuménico.

Nos ha impresionado la clara voluntad del pueblo haitiano de participar en la votación a pesar de todos los obstáculos y de las dificultades materiales y técnicas, que hicieron que la aplicación de la legislación electoral resultase prácticamente imposible.

Observamos la presencia en los colegios electorales de numerosos observadores nacionales y representantes de distintos partidos. Deseamos poner de relieve la responsabilidad y el sentido cívico del personal de la mayoría de los colegios electorales que visitamos, pese a una formación a menudo insuficiente. Su empeño posibilitó el desarrollo satisfactorio de las votaciones en esos colegios.

No obstante, en determinados colegios electorales fuimos testigos de algunas irregularidades: presiones, intimidaciones e imposibilidad de garantizar el secreto de voto. Las condiciones en las que se llevó a cabo el recuento de votos fueron particularmente difíciles (duración, falta de iluminación, falta de espacio, cansancio del personal de los colegios electorales, ausencia o exclusión de los representantes); en ese sentido se observaron también irregularidades, en particular, en lo relativo a los informes oficiales (incompletos, sin firma o no redactados en el acto).

No supervisamos el transporte de los resultados a las Oficinas de Circunscripción Electoral ni, en la mayoría de casos, la recopilación de resultados, que por lo general no se hizo dentro del plazo legal de 48 horas.

Desde el momento de recopilación de resultados, la supervisión resultó muy difícil debido al desorden que reinaba en la mayoría de las Oficinas de Circunscripción Electoral que visitamos.

A partir del día siguiente a las elecciones observamos un deterioro de la situación en varios lugares, y un aumento de las tensiones (arresto de candidatos, manifestaciones, actos de violencia, intervención de la policía).

Toda evaluación sobre el alcance y las consecuencias de las irregularidades que presenciamos nos parece prematura: es necesario proceder a una verificación rigurosa por departamento y de todos los colegios electorales. El Consejo Electoral Provisional, las autoridades haitianas, los partidos políticos, la sociedad civil y todos los que han participado en este proceso electoral, así como los representantes de la comunidad internacional, tienen el deber de actuar en sus respectivos ámbitos de competencia para velar por la aplicación de las reglas de la democracia.

La voluntad de todos los electores debe respetarse.

Port-au-Prince, 27 de mayo de 2000

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