Consejo Mundial de Iglesias

La Declaración de Rome
LLAMAMIENTO DEL JUBILEO PARA LA ANCELACION DE LA DEUDA Y PARA LA JUSTICIA ECONOMICA



A las puertas del Tercer Milenio, los pueblos del mundo entero oyen el llamamiento del Jubileo para un nuevo comienzo, conscientes del hecho de que las dos terceras partes de la población mundial han sido empobrecidas por el sistema político y económico global vigente. Sin embargo los pueblos han demostrado ser capaces de cambiar el mundo y ha llegado el momento de hacerlo nuevamente. Promoviendo la esperanza nos mantenemos firmes en nuestra determinación de superar la injusticia mundial y a establecer relaciones equitativas entre todos y todas que compartimos este planeta. Un paso indispensable toma la forma de nuestro compromiso con la justicia para resolver la crisis de la deuda. Queremos insistir que las iniciativas actuales para aliviar el peso de la deuda no son ni justas, ni integrales ni efectivas para enfrentar el problema de la crisis de la deuda y del desarrollo.

Nos congregamos en Roma 38 campanas nacionales de Jubileo 2000 precedentes de todos los continentes y de 12 organismos Internacionales. Procedemos de diversos contextos y experiencias para combinar nuestros esfuerzos para participar en un movimiento común: Jubileo 2000 para la cancelación de la deuda. Nuestra diversidad es base de nuestra fuerza en esta campana.

Nos hemos unidos en un llamamiento para la condonación de la deuda para el ano 2000 abarcando:

  1. La deuda impagable, aquella que no puede ser pagada sin imponer sacrificios sobre pueblos empobrecidos
  2. Deuda que en términos reales ya ha sido pagada
  3. Deuda incurrida como producto de programas y proyectos mal diseñados
  4. Deuda "detestable" y deuda incurrida por regímenes represivos
Los gobiernos acreedores, las instituciones financieras internacionales y la banca comercial--sobre las cuales recae la mayor parte de la responsabilidad por la crisis de la deuda--no pueden ser quienes fijen las condiciones para la cancelación de las deudas. La sociedad civil en los países del Sur debe jugar un papel significativo y de influencia para lograr un proceso transparente y participativo en el que se defina y luego se vigile el uso de los recursos liberados en beneficio de los empobrecidos.

Los futuros procedimientos de prestamos y renegociación de deuda deben responder a una relación justa entre deudores y acreedores. Para la cancelación de la deuda también debe existir procesos de arbitraje independientes y transparentes.

Hacemos este llamado urgente a la acción. Las perdidas de vidas humanas y la destrucción se mantienen. En vísperas del nuevo milenio, ha llegado el momento del nuevo comienzo.

Roma, 17 de noviembre, 1998



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