Qué nos dice la Pasión?
Por Hans Ucko

Pocos son todavía los que han visto La Pasión de Cristo de Mel Gibson, pero las pasiones despertadas sobre su manera de retratar a los judíos en la crucifixión de Cristo han estado durante bastante tiempo en el centro del debate. Para algunos, es la mayor oportunidad evangelística del siglo, para otros es un revés potencial para 40 años de esfuerzos por mejorar las relaciones entre cristianos y judíos.

Muchos se preguntan cómo trata la película un versículo bíblico como Mateo 27:24-25: “Viendo Pilato que nada adelantaba, ... tomó agua y se lavó las manos delante del pueblo, diciendo ‘Inocente soy de la sangre de este justo. Allá vosotros.’ Y respondiendo todo el pueblo, dijo ‘Su sangre sea sobre nosotros y sobre nuestros hijos’.”

De acuerdo a las últimas noticias, Gibson decidió responder a las críticas no utilizando la última parte de este versículo bíblico en la escena, mientras otras fuentes dicen que simplemente eliminó el subtítulo inglés correspondiente (los actores en la película hablan arameo). Que el versículo aparezca o no en la película es quizás lo menos importante. Lo que importa es cómo nosotros entendemos el rol de Jesús y de los judíos.

En la historia del antisemitismo cristiano, este versículo ha sido utilizado por cuantos querían hacer a todos los judíos en todos los tiempos responsables de la muerte de Jesús. ¿Qué hacemos con los textos bíblicos que están teñidos con sangre o tienen una historia de haber sido utilizados para sembrar odio, desprecio o dominación? ¿Es posible limpiarlos?

A raíz del Holocausto, todas las principales denominaciones cristianas rechazaron la acusación de deicidio (el acto de matar a Dios por la muerte de Jesucristo). En 1948 la primera asamblea del Consejo Mundial de Iglesias hizo una declaración en la que invitaba a sus iglesias miembros a denunciar el antisemitismo como “pecado contra Dios y contra el hombre” y como “absolutamente irreconciliable con la profesión y la práctica de la fe cristiana”.

Así pues el antisemitismo, por extraño que parezca, no es un problema judío sino un problema que han de plantearse todos los cristianos. El antisemitismo es más que la agitación política, social y económica y las actividades dirigidas contra el pueblo judío. Notemos que si decimos de una persona "Es un verdadero cristiano", el sabor que queda en nuestra boca es diferente de cuando decimos "Es un verdadero judío". El diferente regusto se debe al antisemitismo.

Análogamente, tengamos cuidado cuando oímos voces cristianas que dicen: "Pero lo que se dice negativamente de los judíos en el Nuevo Testamento no es sobre los judíos, es sobre los seres humanos, todos somos como los judíos”. ¿No es antisemita reducir “ser un judío” a un ejemplo negativo que enseña a los cristianos lo que no hay que hacer?

La Pasión de Cristo podría quizás vincularse a este proverbio: "Lo que importa no es lo que dices, sino lo que se entiende que dices". Es lo que hagamos una vez que hayamos visto la película lo que importa: las conclusiones que saquemos de ella, las enseñanzas que obtengamos, el modo en que encaje en la construcción de relaciones entre judíos y cristianos.

El Dr Hans Ucko es responsable de relaciones y diálogo entre judíos y cristianos en el Consejo Mundial de Iglesias.