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COMITÉ CENTRAL 1999 No. 13


el 31 de agosto de 1999

LAS CONSECUENCIAS DE LA GUERRA FRIA EN AFRICA ANALIZAN LIDERES ECUMENICOS


"Somos conscientes de que buena parte de la vida política en el continente africano estuvo bajo la influencia de la guerra fría entre las superpotencias mundiales hasta la caída del muro de Berlín", señaló Sam Kobia, de Kenia, director del Sector de Estudio y Acción del Consejo Mundial de Iglesias (CMI), en una rueda de prensa sobre las consecuencias de la Guerra Fría en la vida política del continente africano. "La rivalidad de estas potencias fue muy evidente en Africa cuando los pueblos luchaban por la independencia de los regímenes coloniales. Esta rivalidad impidió que los países establecieran modos de gobierno de acuerdo con sus tradiciones y verdaderos intereses. La independencia del colonialismo fue diseñada de acuerdo a los intereses del Este y del Oeste", aseveró en el diálogo con el periodismo que se dió en el marco de la reunión del Comité Central del CMI que se realiza en Ginebra del 26 de agosto al 3 de setiembre.

Kobia también consideró que en aquél momento a las superpotencias no les interesaba la existencia de gobiernos democráticos en Africa. "Es más fácil controlar a los pueblos con una dictadura. En esa época los que luchaban por la democracia eran tildados de ‘comunistas'. Se creó así una cultura de la dictadura que todavía tiene influencia en nuestros países. Vemos que luego de 30 o 40 años de vida independiente en la mayoría de nuestros países las organizaciones de la sociedad civil son prácticamente inexistentes", agregó este director del CMI. Kobia también expresó su preocupación porque la cultura de intervención extranjera que prevalecía durante la Guerra Fría continúa influyendo en la cultura de las guerras civiles que tienen lugar en la actualidad en Africa. Si bien señaló que guerras como las de Sierra Leona y Liberia se financian localmente, continúan existiendo un gran peligro de desestabilización política en varios países africanos.

Para Clement Janda, secretario general de la Conferencia de Iglesias de Toda Africa desde 1997, la guerra en el sur del Sudán también tiene su explicación en la intervención de intereses que poco tienen que ver con la población sudanesa. Alrededor de 2 millones de personas han muerto en esta guerra, que lleva ya casi 40 años, mientras que la opinión pública internacional parece no darse cuenta de lo que está ocurriendo en ese país africano. Janda dijo que la pregunta que estos intereses tienen es quien saldría beneficiado si se acaba la guerra en el Sudán. "Allí está en juego el acceso a minerales importantes, como oro y uranio, y a un bien más importante aún: el agua del Nilo", señaló.

No obstante, para ambos líderes ecuménicos africanos hay signos de esperanza de cambios importantes en la situación política del continente. Ambos reconocieron que el proceso de democratización en Sudáfrica y el liderazgo de Nelson Mandela han sido muy significativos para toda la región. "Desde Ghana hacia el sur, existen gobiernos democráticos que están logrando avances interesantes. Muchos de estos países cuentan ahora con un grupo importante de intelectuales que se formaron en las mejores universidades de los Estados Unidos y de Europa y que están dispuestos a trabajar por el bien de sus países, por el avance de una democracia que contemple los valores africanos", manifestó Kobia.

Ambos dirigentes también acordaron en señalar que el movimiento ecuménico continuará desempeñando un papel importante en la región. "En la VIII Asamblea General del CMI en Harare, en diciembre pasado, el propio Mandela agradeció al CMI por su apoyo al proceso sudafricano", dijo Kobia. También en esa oportunidad el entonces presidente Mandela solicitó al CMI que apoye a la democratización de Africa. "En varios países africanos se está viviendo un interesante proceso de reconstrucción. El movimiento ecuménico está en el mismo centro de ese proceso. Todas las estructuras ecuménicas de las iglesias se han convertido en fuertes impulsoras de todo esto. Pensamos que no estamos lejos del idealismo panafricano de líderes como Kenyatta", concluyó Kobia.


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