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COMITÉ CENTRAL 1999 No. 10


el 30 de agosto de 1999

"ESTAMOS COMPROMETIDOS A LUCHAR SIN RECURSOS PARA UNIR Y LIBERAR AFRICA", AFIRMAN DELEGADOS AFRICANOS


El Comité Central del Consejo Mundial de Iglesias (CMI) declaró con rotundidad dar prioridad a la problemática de África en sus compromisos y reflexiones. El moderador del Comité Central su santidad Aram I, Católicos Armenio de Cilicia, Libano, recordó la llamada a las iglesias que realizó Nelson Mandela, entonces presidente de la República de Sudáfrica, en la VIII Asamblea del CMI celebrada en Harare, Zimbabwe, en diciembre de 1998. En esa oportunidad, Mandela pidió al CMI que se involucrara en favor de la nueva y difícil lucha por la democracia en el continente africano. Aram I recordó la convicción afirmada en Harare de que la lucha de los africanos es la lucha de todos los miembros del CMI: "Yo soy africano", dijo el líder espiritual de la Iglesia Apostólica Armenia.

Recogiendo las afirmaciones hechas en la Asamblea de Harare, en la sesión del sábado 28 el Comité Central se levantó en pleno, invitados por Ashley Seaman, de la Iglesia Presbiteriana de EEUU, para repetir juntos a una voz: "Tu historia es mi historia, vuestra historia es nuestra historia". En ese grito unánime resonaba la solidaridad mostrada en Harare pero también la urgencia de que en el "Caminar juntos" del movimiento ecuménico, el mismo siga atento a compartir los sufrimientos y las luchas del pueblo africano.

La solidaridad latinoamericana con el desafío africano salió de la voz del obispo metodista Aldo Etchegoyen, de Argentina y de un abrazo simbólico dado por Laura Saavedra, de la Iglesia Metodista de Uruguay, al pastor Caetano, de Angola. Etchegoyen afirmó que hay que unir a la palabra de la solidaridad con Africa, "nuestros problemas comunes -América latina y África- están centrados en la relación injusta, inhumana y opresiva entre el Norte y el Sur". Aun ante esto el obispo argentino quisó apuntar también a la esperanza desde una perspectiva espiritual y comprometida: "Tener esperanza significa confiar en que Jesucristo sufre con los que sufren; es orar y denunciar proféticamente las situaciones injustas; es ser solidarios y luchar contra ellas. En el CMI debemos fortalecer la unidad para la vida y para una vida diferente".

Precisamente uno de los aspectos más valorados de la pasada Asamblea General del CMI fue el contexto africanoque permeó las deliberaciones de esta reunión. El hecho de poder compartir con la población africana su realidad de sufrimiento, de escuchar sus propias voces en su país, de celebrar con su espiritualidad en su tierra, fue un testimonio que marcó a los casi 5000 delegados y participantes de la asamblea.

La elección de Harare como sede de la asamblea no fue gratuita, sino que representó simbólicamente un movimiento de las iglesias de todo el mundo hacia el continente africano, hacia sus problemas y sus alegrías. La VIII Asamblea estuvo marcada por la esperanza. "Buscad a Dios con la alegría de la esperanza", fue el tema central, pero también fue significativa en la reunión del CMI la convicción de la gran riqueza que las iglesias y los pueblos de Africa pueden aportar al movimiento ecuménico.

La reunión del Comité Central del CMI, que se celebra estos días y hasta el 3 de septiembre en Ginebra, sigue con claridad este orden de prioridades y dedicó una jornada, prácticamente íntegra, al Africa. El momento más celebrado fue el informe de Naciones Unidas sobre las consecuencias de la guerra y la violencia en los niños que presentó el secretario general de la representación especial para "Los niños y los conflictos armados", Dr. Olara A. Otunnu, de Uganda.

Durante el resto de la jornada sobre Africa, presididos por la Dra Agnes Abuom, una de las presidentas del Consejo Mundial de Iglesias, de la Iglesia Anglicana de Kenya, intervinieron tres miembros del Comité Central del CMI: Abigail Ogunsanyana, de la Iglesia del Señor de Nigera; José Domingo Caetano, de la Misión Evangélica Pentecostal de Angola y el pastor Dr. Maake S. J. Massango, de la Iglesia Presbiteriana en Sudafrica.

En cada una de las intervenciones aparecieron con crudeza y sinceridad las heridas del continente africano, la peor de ellas las guerras. Un grito unánime surgió de muchas de las intervenciones. Pero también se habló del trabajo por la restauración de la dignidad humana de los que han sufrido atrocidades. La Dra Abuom resumió en tres puntos las intervenciones de los miembros del Comité Central: primero, ante el dolor y los baños de sangre en el continente africano la gente sufre y se pregunta si Dios está con ellos: "Hemos dejado de llorar, hay una muerte emocional a causa de la guerra y los conflictos" afirmó; segundo, destacó el terrible empobrecimiento, el flagelo del SIDA,el creciente desempleo, las drogas, la perdida de las oportunidades que Dios ofrece y sobre todo la cuestión de la deuda, tanto la nacional como la externa; en tercer lugar, "en Africa necesitamos afirmar nuestra identidad. Ante los ojos del mundo África está en la edad de piedra", dijo la presidente kenyata del CMI, "pero tenemos una espiritualidad que afirma la ética de las comunidades y de las relaciones humanas; hay crecimiento y renacimiento. Estamos comprometidos a luchar sin recursos para unir y liberar África, a curar toda herida y buscar la reconciliación. Creemos en un Dios vivo. Podemos hacer un aporte al movimiento ecuménico", afirmó.

Hay que destacar, entre las intervenciones, la del pastor André Karamaga, de la Iglesia Presbiteriana de Ruanda, que dijo: "Estamos trastornados, pero no destruídos. La situación en Africa es un desafio para las iglesias y para el movimiento ecuménico. Estamos convencidos de la vida prometida en abundancia por el Evangelio. Abundancia en la miseria, sí, pero acabamos este siglo con un número creciente de africanos que han respondido a este reto".

Esta afirmación fue confirmada en declaraciones posteriores tomadas al secretario general de la CEVAA, Comunidad de Iglesias en Misión, el pastor Alain Rey, quién al ser preguntado sobre la sesión dedicada a Africa, señaló que en Africa hay una fuerzas vivas extraordinarias en la Iglesia para hacer la construcción y la reconstrucción, existe toda una teología de la reconstrucción. "Es un desafio enorme para las iglesias que no deben mirar sólo las causas externas de los problemas africanos, sino también las razones internas de los mismos", afirmó el pastor Rey. La CEVAA trabaja con iglesias especialmente de Africa y de América Latina.


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