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COMITÉ CENTRAL 1999 No. 9


el 28 de agosto de 1999

LA APORTACION DEL ECUMENISMO
AL FUTURO DE EUROPA


Dos claves han marcado la discusión sobre Europa en uno de los grupos de trabajo del Comité Central del Consejo Mundial de Iglesias (CMI), que se reúne en Ginebra del 26 de agosto al 3 de setiembre, por una parte la visibilidad y por otra la participación. La situación del trabajo ecuménico de las Iglesias en Europa, tanto en el Este como en el Oeste, los retos que la sociedad actual les plantea y la manera de responder a tales desafios han sido los temas de la discusión en el grupo de trabajodel "Padare" ante la nueva realidad geopolítica europea.

Con el título "Perspectivas ecuménicas sobre el futuro de Europa", y moderados por el Obispo Barry Rogerson, de la Iglesia de Inglaterra, han intervenido con relatos de experiencias locales en este grupo los miembros del Comité Central del CMI: Inger Linnéa Aasa Marklund, miembro laico de la Iglesia de Suecia; el Arzobispo Anastasios de Tirana, Durres y Albania; el obispo Christoph Klein, obispo luterano de Rumanía; y el pastor bautista Keith Clements, secretario general de la Conferencia de Iglesias Europeas (KEK). Un "Padare" consiste en compartir experiencias y testimonios en grupo de manera que afloren las preocupaciones y las vivencias de las iglesias en directo. Así pudieron recibirse los testimonios del trabajo de las iglesias en el Báltico; la significativa colaboración entre todas las iglesias ortodoxas ayudando a los musulmanes refugiados de la región de Kosovo en Albania; o las tareas de reconciliación de las iglesias en Rumanía tras los cambios producidos con la caída del muro de Berlín. También se recibió en este grupo información sobre el trabajo ecuménico actual de las iglesias en Europa en el marco de la KEK. Esta forma de trabajo en grupos "Padare" se inició en la VIII Asamblea General del CMI, celebrada en Harare, inspirándose en formas de conversación tradicionales de Zimbawe.

La complejidad del mapa europeo se mira bajo la óptica de la simplificación en muchos de los análisis: la próspera Europa del oeste frente a la Europa pobre del este. La realidad es muy diferente, ya que entre los países empeñados en la construcción de la Unión Europea, existen situaciones invisibles de pobreza y marginación. Hay una "periferia" de Europa, tanto muy al norte como en cualquiera de los países del oeste. Como puso de manifiesto la señora Aasa Marklund hablando sobre el norte de Suecia: "Allí donde acaban las carreteras estatales hay una periferia marcada por la realidad multicultural y multilingüistica y una opresión a las minorías étnicas". Mientras que hablando de las nuevas formas de pobreza, el pastor Keith Clements señaló: "la tarea de las iglesias es hacer visibles esas situaciones encerradas en el individualismo por el occidente y la cristiandad".

Del mismo modo en los países del Este europeo hay signos visibles de respuesta a los desafíos planteados a las iglesias. El arzobispo Anastasios señaló la manera en la que la cooperación frente a la tragedia de los refugiados kosovares alentó a los cristianos ortodoxos a descubrir a los musulmanes como necesitados, en lugar de verlos como enemigos. También en Rumanía, comentó el obispo luterano Klein, hay una nueva comprensión del trabajo diaconal, alegrándose de la nueva extensión de la instrucción religiosa a todas las escuelas del país.

En una ocasión Vacláv Havel, presidente de la República Checa, dijo: "O el oeste estabiliza al este, o el este desestabilizará al oeste". Este análisis de la esquizofrenia europea fue retomado de varias formas en el debate que siguió a las intervenciones, llamando sobretodo a una apertura de la Unión Europea a las situaciones de los países de la Europa oriental. Así el arzobispo Anastasios recordó la necesidad de incluir a los Balcanes en la familia europea para una real pacificación. También se pidió un aumento de los Fondos de Cohesión, para que la ampliación al este de la Unión sea una realidad que haga viable el desarrollo y la reconstrucción de los países que se vayan integrando. Clements recordó como la Conferencia de Iglesias Europeas fue una realidad paneuropea desde su formación y desde esa perspectiva una de sus tareas históricas ha sido la de servir de puente: "la KEK se entiende como un puente entre el Este y el Oeste de Europa, entre las iglesias y las personas". Para el secretario general de la KEK, no obstante, no es suficiente que el trabajo se realice desde las oficinas de Ginebra, Estrasburgo o Bruselas, sino que la participación en la agenda política europea debe realizarse desde las iglesias locales a nivel nacional.

El caracter "paneuropeo" de la KEK ya fue subrayado por el ex-presidente de la Comisión Europea Jacques Santer, al dirigirse a la Comisión de Iglesia y Sociedad de la KEK, para recordar la importancia del diálogo ecuménico en la construcción europea. Ese diálogo es precisamente una de las bazas del futuro del movimiento ecuménico en Europa. Un diálogo que debe ser encuentro de las personas y sus historias a diferentes niveles local, regional y nacional pero que también debe ser diálogo interreligioso, como la principal forma de participación.

Como conclusión del debate del grupo de trabajo puede decirse que las iglesias están comprometidas con Europa en su tarea ecuménica para desvelar las realidades de sufrimiento y las pobrezas creadas por el sistema, pero también para hacer visibles la multitud de tareas emprendidas para la reconciliación y el encuentro de las personas. Parte importante de ese compromiso es también la participación en la reconstrucción de los países y la reconciliación tras los conflictos con el fin de sanar las muchas heridas del continente.


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