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COMITé CENTRAL 1999 No. 5


el 28 de agosto de 1999

DIALOGO ORTODOXO-PROTESTANTE CONTINUA
DEBATIENDOSE EN EL SENO DEL CMI


"No quiero hablar de un diálogo congelado' con las iglesias ortodoxas, sino de un diálogo dormido' que debemos despertar para conversar juntos sobre aquellas cuestiones que nos atañen de manera directa, como el testimonio cristiano en una sociedad secularizada y la manera en que podemos aprender unos de otros", dijo el obispo Rolf Koppe, de la Iglesia Evangélica de Alemania al comenzar una sesión de trabajo el viernes 27 sobre el futuro del diálogo entre ortodoxos y protestantes en el seno del Consejo Mundial de Iglesias.

Los alcances de este diálogo ecuménico continúan ocupando un lugar de primordial interés para las iglesias miembros del CMI. El futuro de las relaciones entre ortodoxos y protestantes y la necesidad de establecer un debate honesto y abierto en busca de coincidencias y de acercamiento mutuo fueron las principales cuestiones en esta reunión que tuvo lugar en el marco del Comité Central del CMI, máximo órgano rector de esta entidad entre asambleas generales, que celebra su reunión entre el 26 de agosto y el 3 de setiembre. La VIII Asamblea General del CMI, que se celebró en Harare en diciembre de 1998, aprobó la creación de una Comisión Especial para el diálogo ortodoxo-protestante, cuya primer reunión deberá celebrarse antes de fin de año.

El debate se desarrolló con la participación de numerosos delegados al Comité Central en una sesión especial denominada "padare", palabra que en el idioma shona que significa "espacio abierto para la discusión de ideas", y que fue utilizada con éxito durante la Asamblea General en Harare. El padare permite una modalidad de intercambio más coloquial y directa que las sesiones más estructuradas y regidas por normas parlamentarias del Comité Central. En esta oportunidad, la discusión fue moderada por el obispo Rolf Koppe, director del Departamento de Relaciones Ecuménicas de la Iglesia Evangélica de Alemania, y su principal orador fue el Dr. Gaby Habib, miembro de la Iglesia Ortodoxa de Antioquía y actual secretario general del Consejo de Iglesias de Medio Oriente, con sede en Chipre. Habib consideró que era importante plantear que tipo de organismo ecuménico precisan las iglesias hoy, ante el avance del pragmatismo y del secularismo que influyen negativamente en las relaciones internacionales. "¿Debemos ser pragmáticos o reflejar las enseñanzas del Evangelio?", se preguntó este líder ecuménico quien también señaló que las iglesias ortodoxas sienten que el internacionalismo que se refleja en la modalidad de trabajo del CMI está ligado al secularismo e impone la cultura occidental sobre las iglesias no occidentales, planteando así cuestiones profundas que tienen que ver con la identidad, la cultura y la manera de ser ("ethos") de estas iglesias. Habib también señaló que como reacción a la globalización muchas iglesias se están volcando a sus particularidades y sienten que ya no precisan de un organismo como el CMI, tal como está planteada su estructura y su metodología de trabajo en el presente.

En la discusión se señalaron dos de los principales problemas que encuentran los ortodoxos en la relación con las iglesias protestantes: la ordenación de mujeres al ministerio y la cuestión del proselitismo. Para las iglesias ortodoxas, la ordenación de mujeres no tiene base bíblica y la acción evangelizadora de iglesias protestantes y evangélicas en los países tradicionalmente de fe ortodoxa es considerada como una agresión. Los ortodoxos tienen una concepción territorial de su membresía, cuestión que no es compartida por otras iglesias y grupos evangélicos que consideran que luego de la caída del comunismo son muchas las personas a las que es necesario alcanzar con el Evangelio. A esta controversia se agrega otra cuestión que tiene que ver con el ejercicio del poder a nivel internacional. Leonid Kishkovsky, de la Iglesia Ortodoxa de América (EEUU), destacó que uno de los principales problemas ante la acción de las iglesias y grupos occidentales en los países del Este europeo está ligado a la forma en que ejercen el poder en las esferas internacionales los países de donde provienen esas iglesias y grupos."El poder económico, militar y de los medios de comunicación occidentales marca toda las relaciones. Aunque se trate de humildes misioneros que van a los países del Este europeo con auténtico sentimiento evangelizador, ellos son vistos como enviados por ese poder".

También surgió en la discusión la diferente concepción doctrinal de la eucaristía que impide que ortodoxos y protestantes compartan este sacramento. No obstante, sobre este tema se reconoció que ya se han dado pasos importantes dentro del movimiento ecuménico. "Dios quiere la unidad", dijo George Tsetsis, delegado del Patriarcado Ecuménico de Constantinopla, "pero debemos conocernos mejor. La unidad no va a ser hoy, pero tenemos delante nuestro muchos campos para la cooperación entre ortodoxos y protestantes. Las diferencias teológicas no deben ser un impedimiento para esta cooperación".

En esta cooperación los ortodoxos reconocieron que al producirse una alta inmigración de sus fieles a los países europeos occidentales, encontraron una buena acogida por parte de las iglesias protestantes en esos países. Ignacio Zakka I, Patriarca de la Iglesia Ortodoxa Siria de Antioquía y Todo Oriente y uno de los presidentes del CMI, dijo que esta aceptación ecuménica era una señal del amor de Dios. "Ser discípulos de Cristo significa amarnos unos a otros tal como somos, sin pretender cambiarnos. Debemos estar dispuestos a sentarnos juntos y compartir. El fruto del movimiento ecuménico es respetarnos, aceptarnos, pero también saber cuáles son nuestras diferencias. Podemos discutir sobre teología y sobre nuestra fe, buscando caminos de acercamiento. Confío que en este espíritu podremos comprendernos mutuamente".

Al sintetizar los resultados de esta sesión, Habib reconoció que se trataba de "un comienzo honesto". "Las relaciones ecuménicas se asientan en la cooperación, en el respeto mutuo y en la paciencia. A pesar de las dificultades, permaneceremos juntos para dar testimonio del amor de Cristo, manifestado en su crucifixión", afirmó.


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