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22 de octubre de 1999

LAS IGLESIAS CUBANAS SE ENFRENTAN CON
NUEVOS DESAFÍOS


Bloqueados en la capital cubana por el huracán Irene, los miembros de una delegación ecuménica internacional fueron testigos de la capacidad de organización del pueblo cubano para movilizarse a lo largo y a lo ancho de la isla a fin de prestar ayuda a quienes estaban en peligro y trasladarlos a lugar seguro.

Aunque cuatro personas murieron y varios edificios viejos se derrumbaron en el centro de La Habana, los observadores afirmaron que los daños causados por el huracán Irene podrían haber sido mucho mayores si no se hubiera contado con la ayuda de la defensa civil de Cuba.

"Fuimos testigos de una disciplina sin falla, no se manifestó nerviosismo alguno: el pueblo sabía claramente cómo hacer frente a la crisis provocada por el huracán", dijo el Dr. Konrad Raiser, secretario general del Consejo Mundial de Iglesias (CMI).

Raiser llegó a La Habana acompañado de dirigentes ecuménicos regionales en su primera etapa de una gira por cuatro países del Caribe y América Central. Aunque la salida estaba prevista para el 14 de octubre, el grupo no pudo irse de la nación isleña hasta el día siguiente, cuando tomaron un avión en dirección al sur de México. Así pues, debido a la persistencia del huracán, la delegación no pudo ir a Port-au Prince, Haití, donde tenía un programa organizado de reuniones con representantes de las iglesias y líderes de la sociedad civil.

Solidaridad concreta
Según el dirigente ecuménico, la gran solidaridad de todo el pueblo cubano fue importantísima para hacer frente a los estragos del huracán Irene. "Me llamó la atención el sentido de la solidaridad del pueblo cubano, una solidaridad sin pretensiones", dijo Raiser, añadiendo: "los cubanos han entendido que no sirve de nada que cada uno se preocupe sólo de sus propios intereses; saben que, a fin de cuentas, lo importante es aunar esfuerzos y ayudar a los que están en dificultades. Así debería funcionar la solidaridad. Cuba ha sabido integrar las prácticas de sociedades tradicionales en una sociedad moderna y diferenciada; eso me impresiona mucho."

Raiser presenció otra muestra de solidaridad durante una visita, el 13 de octubre, a la Escuela Latinoamericana de Ciencias Médicas de la Habana. Fundada después que el Huracán Mitch asoló la región centroamericana, la Escuela forma a médicos jóvenes procedentes de países como Guatemala, Brasil y Honduras.

"La mayor parte de los estudiantes viven en zonas rurales y normalmente no tendrían oportunidad de estudiar medicina en sus países", dijo Raiser. "Cuando Llegan a la Habana para formarse, se comprometen a volver a sus países después de seis años, a regresar a sus comunidades rurales con el mismo espíritu de servicio desinteresado que han aprendido en Cuba".

Abierta desde el pasado mes de enero, la Escuela Latinoamericana de Ciencias Médicas está ubicada en un antiguo edificio de la Marina cubana. En el mes de febrero se desalojó la última bomba de los locales.

Según Raiser, la Escuela tiene mucho en común con los programas de salud basados en la comunidad apoyados por el CMI en todo el mundo. Dijo, además, que sería interesante estudiar la forma de que ambas instituciones pudieran colaborar para mejorar el estado de salud de las personas pobres y excluidas de los programas de atención de salud.

La visita a la Escuela tuvo lugar prácticamente al final de los cuatro días que pasó la delegación entrevistando a diferentes grupos e interlocutores en La Habana y la provincia vecina de Matanzas. Al principio de la visita, Raiser habló con estudiantes de teología, predicó en servicios de culto evangélicos, conversó con el arzobispo católico de la Habana y se reunió con el presidente Fidel Castro durante una cena que duró hasta altas horas de la noche.

Crecimiento espectacular
El 13 de octubre, cuando el huracán se iba acercando cada vez más a Cuba y el mar estaba cada vez más agitado, Raiser se reunió con líderes de 33 denominaciones protestantes que le informaron acerca del espectacular crecimiento de las iglesias en los últimos años. Según el Rev. Otoniel Bermúdez, pastor de la Iglesia Evangélica Independiente de los Pinos Nuevos y secretario general del Consejo de Iglesias de Cuba, los participantes estaban "sorprendidos por la rapidez con que el Dr. Raiser había captado la complejidad de la situación cubana". Bermúdez dijo que muchos de los líderes de iglesias presentes en la reunión procedían de iglesias conservadoras reacias a las alianzas entre denominaciones y que, tras conversar con el dirigente del CMI, habían recobrado confianza en el Movimiento Ecuménico."

Todos los dirigentes presentes subrayaron el espectacular aumento del número de miembros de sus iglesias. Bermúdez, por ejemplo, dijo que su iglesia cuenta actualmente con 22.000 miembros, 50 por ciento más que hace cinco años.

Aunque los analistas convienen en afirmar que este auge es el resultado directo de la crisis económica en la que se sumió el país a principios de este decenio cuando Cuba se vio privada de la relación comercial preferencial que mantenía con la ex Unión Soviética, una funcionaria del gobierno encargada de seguir de cerca la evolución de los grupos religiosos afirmó que las propias iglesias merecen más confianza.

"Las iglesias están cumpliendo con su trabajo y lo están haciendo bien", dijo Maira Gutiérrez, una alta funcionaria de la Oficina de Asuntos Religiosos del Comité Central del Partido Comunista.

Algunos observadores dijeron a la delegación que la capacidad de organización de las iglesias había quedado patente unos meses atrás cuando hasta un millón de cubanos participaron en diferentes aspectos de la Celebración Evangélica Cubana, iniciativa ecuménica de varios meses en cuyo marco se llevaron a cabo actividades de evangelización de puerta a puerta y se organizaron importantes reuniones en los principales pueblos y ciudades. El gobierno proporcionó cobertura televisiva en directo de las cuatro reuniones principales, así como transporte público para asistir a la mayor celebración, que tuvo lugar en la Plaza de la Revolución el pasado 20 de junio.

Bajo los auspicios de las iglesias, esas celebraciones fueron animados encuentros que raramente duraron más de dos horas. Un ministro del gobierno afirmó que el gobierno tenía mucho que aprender de la iglesia, por cuanto los mítines organizados por el gobierno solían ser reuniones interminables en los que se "tortura a la gente durante horas con largos discursos".

Aunque el mérito de esa renovación a nivel de las iglesias en toda la isla pueda atribuirse tanto al empeño de los líderes de iglesia como a la crisis económica de esta década, tampoco cabe duda que fue a principios de esa misma década que los funcionarios gubernamentales empezaron a considerarse en tanto que políticos en sus relaciones con las comunidades religiosas , y no ya como representantes de la policía. Es verdad que todavía hay tensiones, pero los funcionarios del partido son hoy mucho más flexibles que en el pasado en sus reacciones e incluso se muestran cooperativos con frecuencia.

"Las iglesias", observó Raiser, "tienen hoy más libertad de maniobra. El problema, en los años 60, 70 y 80, no era la falta de iniciativa de los líderes y los miembros de las iglesias. Simplemente no estaban autorizados a actuar libremente como iglesia. Pero hoy el Gobierno ha cambiado de política y concede a las iglesias un margen de acción que hubiera sido inconcebible hace 15 años."

No caer en la trampa
Pero el reavivamiento religioso en Cuba comporta riesgos. El analista religioso cubano Joel Suárez, miembro de la comunidad bautista, teme que las actuales dificultades económicas produzcan "una jabonización del Evangelio", es decir, que haya personas que se acerquen a las iglesias en tiempos de crisis económica porque las iglesias tienen recursos materiales, "desde jabón a medicamentos" que no pueden obtenerse fácilmente en el mercado cubano. Ese paternalismo, apunta Suárez, restará capacidad a la iglesia para proclamar una esperanza auténtica en tiempos llenos de incertidumbre. "¿Está ofreciendo la iglesia una gracia barata, un Evangelio del paracetamol? o ¿Está ofreciendo una ocasión de encuentro con Jesús, que complica la vida de las personas y exige que se comprometan más en sus comunidades para ser la luz y la sal de la tierra?"

Los líderes de iglesia expresaron también el deseo de no caer en la trampa de cierto tipo de triunfalismo que antepone el crecimiento numérico de las iglesias al análisis crítico del contenido de lo que enseñan a sus nuevos afiliados.

Konrad Raiser, profesor de teología alemán, comparó esta situación con la que había observado en los ex países socialistas de Europa: "Cuando en un país se debilitan o se erosionan los fundamentos idelogógicos firmemente establecidos hasta entonces, hay personas dispuestas a cambiar su marco ideológico de referencia por un marco religioso." El riesgo, siguió diciendo Raiser, es que las personas pierdan rápidamente la ilusión sobre su nueva vida religiosa, a menos que la iglesia les ofrezca un sólido programa educativo que les permita profundizar su experiencia de fe y su compromiso social.

En varias ocasiones, Raiser dijo que le había impresionado mucho "la reacción clara y el instinto de la iglesia cubana al elaborar nuevo material educativo y llevar a cabo actividades destinadas a promover una nueva forma de entender lo que significa ser una comunidad cristiana." Mencionó, por ejemplo, el nuevo programa del Seminario ecuménico de Matanzas, un programa de iglesia destinado a formar dirigentes laicos en La Habana, y un programa de educación popular patrocinado por la iglesia y varias organizaciones gubernamentales que trabajan en el ámbito de la salud.

Según Raiser, los esfuerzos de las iglesias en el ámbito de la educación "son , en cierto modo, una lucha para ayudar a la gente a pensar". El gobierno, subrayó, no quiere ceder terreno en el plano ideológico; por otro lado, hoy mira con nuevo respeto la capacidad que tiene la iglesia de congregar a la gente y de promover una conciencia crítica por parte de sus miembros.

Las iglesias cubanas se fundamentan en la piedad evangélica y se enraízan en la vida del pueblo", observó Raiser. "Las iglesias consideran que forman parte integrante de la sociedad y la cultura cubanas. Ya no representan un proyecto ajeno, por el contrario, están determindas a aportar una contribución constructiva al proceso de cambio en los próximos años.

Acompañan al Dr. Raiser en su visita a Cuba el Dr. Walter Altmann, presidente del Consejo Latinoamericano de Iglesias; el Rev. Carlos Emilio Ham, presidente de la Conferencia de Iglesias del Caribe; la Dra. Elisabeth Raiser, esposa del secretario general y militante de los derechos de las mujeres; Geneviève Jacques, directora del sector de Relaciones del CMI; y Marta Palma, secretaria ejecutiva para las regiones de América Latina y el Caribe y coordinadora del equipo de Relaciones Regionales y Compartir Ecuménico del CMI.

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