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13 de marzo de 2001

Consulta en el Noreste de Asia para redefinir el concepto de "seguridad nacional"


En una consulta ecuménica sobre justicia, paz y seguridad del pueblo en el Noreste de Asia, celebrada recientemente en Kyoto (Japón), se estableció una clara distinción entre seguridad nacional - definida tradicionalmente como seguridad militar - y "seguridad del pueblo".

En el informe de la consulta se afirma que "desde la perspectiva de la fe, la seguridad de todos se mide con la vara de la seguridad shalom de los más pobres, los más débiles, los excluidos, los oprimidos, los minjung... El criterio de la seguridad del pueblo es la vida abundante "para los más pequeños" dentro de una economía mundializada y aquejada de pobreza extrema, enfermedades, injusticia, deterioro del medio ambiente y hegemonía militar".

A la consulta, organizada, del 26 de febrero al 3 de marzo, por el Consejo Mundial de Iglesias (CMI), asistieron más de 40 representantes de los consejos cristianos nacionales del Japón y de Corea, de la Iglesia Presbiteriana de Taiwán, del Consejo Cristiano de China (CCC) y de la Conferencia Cristiana de Asia (CCA), así como de organizaciones ecuménicas de Europa y América del Norte - el Consejo de Misión Mundial (Council for World Mission- CWM) envió a su moderador y a su secretario general - y miembros del personal del CMI. Fue la tercera consulta ecuménica en la que se abordaron cuestiones de seguridad en esa región.

Ya en 1977, en una consulta organizada por el CMI sobre militarismo se señaló que "las ideas equivocadas sobre la seguridad confunden a las naciones, y es preciso impugnarlas. La paz que buscamos... no es únicamente la ausencia de guerra..., su mejor definición es la que expresa la palabra bíblica shalom, es decir, un estado positivo de justicia, de respeto de las diferencias, de bienestar, de salud, de seguridad...". Era una postura profética ya que, según Clement John (Pakistán), encargado de programa en el equipo de Relaciones Internacionales del CMI, anunciaba lo que el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) afirma actualmente.

Una consulta ecuménica, celebrada en 1984, se centró en la amenaza nuclear y la división de Corea. Como consecuencia de esa consulta, el CMI inició el diálogo entre cristianos del Norte y del Sur sobre la cuestión de una reunificación pacífica. A medida que han ido pasando los años, este diálogo ha hecho que los gobiernos de las dos Coreas se hayan ido acercando a ese objetivo. A pesar de que la Federación de Cristianos Coreanos de la República Popular Democrática de Corea no estuvo representada en la consulta de Kyoto, hizo llegar sus saludos y alentó a los participantes a que diesen su apoyo, una vez más, a la reunificación pacífica del país.

Nuevo contexto
En su intento de redefinir el concepto de "seguridad nacional" en términos de "seguridad del pueblo", los participantes en la consulta de Kyoto pasaron revista a los cambios positivos y negativos que se han registrado en el Noreste de Asia desde 1984.

Entre los efectos positivos figura el hecho de que las dictaduras militares represivas han sido sustituidas por gobiernos elegidos democráticamente, así como el rápido avance de las tecnologías de la información, que ha facilitado la comunicación entre los grupos de la sociedad civil y los movimientos populares, y ha permitido que se lleve a cabo una acción común de defensa en favor de la justicia y la paz- lo que en la consulta se denominó "mundialización desde abajo". La Iglesia Presbiteriana de Taiwán señaló que está aumentando el número de organizaciones no gubernamentales (ONG) transnacionales que trabajan en la región y ejercen una influencia positiva en favor de la justicia, la paz y los derechos humanos.

El Consejo Cristiano de China destacó algunos de los efectos negativos de la mundialización en la región, como la marginación y la exclusión de los trabajadores o la inseguridad con respecto al empleo y los ingresos. En su informe se hace hincapié en la necesidad de un compromiso común a fin de todos disfruten de una mejor calidad de vida, y se afirma que los beneficios económicos de la mundialización deben llegar a todos, y que es preciso salvaguardar el medio ambiente para las generaciones futuras.

Otro aspecto negativo señalado en la consulta fue que "aún se recurre a las soluciones militares para resolver los problemas y las divisiones entre los seres humanos y, en algunos casos, cada vez con mayor frecuencia". En la consulta se advirtió, en particular, que "las recientes directivas estratégicas del Pentágono han contribuido a suscitar nuevos temores y sentimientos de inseguridad en la región. Si las nuevas estrategias estadounidenses en materia de defensa antimisiles (NMD y TMD) se ponen en práctica, la consecuencia será, sin duda, una nueva carrera de armamentos".

Al intentar encontrar paralelos entre las amenazas que afectan a sus sociedades, en un momento en el que la noción misma de Estado nación está en entredicho, los participantes en la consulta intentaron determinar formas de seguir consultándose sobre planteamientos diferentes de la cuestión de la seguridad en sus regiones, que sustituirían el recurso a las armas nucleares y a la fuerza militar por sistemas de seguridad nuevos con base en el pueblo.

Los participantes en la consulta señalaron que esas medidas se avienen perfectamente con el marco del Decenio para Superar la Violencia 2001-2010, recientemente inaugurado por el CMI, y decidieron que el Consejo debería seguir siendo una plataforma para el diálogo y la acción común en zonas de gran tensión, como la península de Corea o el Estrecho de Taiwán.

Como conclusión, Clement John declaró que "al hablar de la seguridad del pueblo en lugar de la seguridad militar se abarca una gran diversidad de cuestiones... Y hacer frente a problemas tan generalizados como el del desempleo, que todos los países conocen, estimula la búsqueda de soluciones comunes".

Decenio para Superar la Violencia (2001-2010)
En la Octava Asamblea del CMI, celebrada en Harare (Zimbabwe), los delegados que representaban a más de 300 iglesias miembros del CMI proclamaron el Decenio para Superar la Violencia (DSV). La Asamblea declaró que en relación con las cuestiones de no-violencia y reconciliación el CMI "debe elaborar una estrategia de colaboración con las iglesias .....con miras a crear una cultura de la no-violencia". El Decenio, que se inició en todo el mundo en febrero de 2001, se basa en las iniciativas que ya existen en el mundo y ofrece un foro para intercambiar experiencias y establecer relaciones a fin de aprender unos de otros.


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