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3 de mayo de 2001

Incentivo para el cambio en Polinesia
para Kristine Greenaway


Cuando Tungane Williams, una joven laica de las Islas Cook, fue designada para colaborar como miembro del Comité Central del Consejo Mundial de Iglesias (CMI), ni ella ni su iglesia sabían las repercusiones que habría de tener esa designación sobre ella y la vida de su denominación, la Iglesia Cristiana de las Islas Cook (ICIC).

Williams había sido seleccionada como delegada de las mujeres y de los jóvenes para representar la región del Pacífico en la Asamblea del Consejo Mundial de Iglesias que se celebró en Canberra (Australia), en 1991. Sin embargo, ella no tenía una función oficial en la jerarquía de su denominación. Para su sorpresa, y la consternación de los representantes de su iglesia, durante la Asamblea, Williams fue designada para formar parte del Comité Central, el órgano de adopción de decisiones que supervisa la vida del CMI durante el período entre las asambleas. Más tarde, Williams fue designada para participar en el Comité de Planificación de la siguiente Asamblea que tuvo lugar en Harare (Zimbabwe), en 1998.

En las sociedades de Polinesia, predominantemente orales, se da gran importancia a la designación de representantes dignos de crédito. En la iglesia de Williams, que no acepta la ordenación de mujeres, sólo los dirigentes ordenados pueden ocupar puestos directivos. Como laica, Williams no tenía acceso directo a los órganos de toma de decisiones de su denominación. Así pues, ella no era una representante digna de confianza.

Y sólo cuando Emilio Castro, el entonces secretario general del CMI, y John Doom, el encargado de la Secretaría para la Región del Pacífico del CMI, visitaron las islas Cook el año siguiente fue posible convencer a los dirigentes de la ICIC para que permitieran a Williams participar en las reuniones del Comité Ejecutivo de su denominación. Por último, se la autorizó a presentar informes sobre su actuación en las reuniones del Comité Central del CMI, en nombre de la denominación, directamente a los representantes de la iglesia.

Corría el año 1992 cuando se lograron estos avances. Actualmente Williams es reconocida como una dirigente no oficial de su denominación. Aunque terminó su mandato en el Comité Central en 1998, continúa participando en actividades del CMI en la región. Cabe destacar que representó al CMI en la Asamblea General de la ICIC en 1999 y leyó el informe del secretario general del CMI que no pudo participar en la reunión.

Williams asumirá responsabilidades como experta en el equipo de cuatro personas del Comité de Laicos del Pacífico que se encargará de elaborar los programas de formación de laicos bajo los auspicios de OIKOSNET, asociación mundial de 100 institutos, redes y academias que prepara a laicos para desempeñar tareas complementarias de las del clero ordenado. Tras un mes de formación en Indonesia en el correr de este año, Williams trabajará en la elaboración del Programa de Formación de Dirigentes Laicos para el Pacífico.

Este programa está destinado a capacitar a los laicos para que asuman funciones de liderazgo en sus denominaciones en la región. El CMI apoya este concepto de formación de dirigentes laicos consciente de que gracias a esos programas es posible identificar los futuros dirigentes ecuménicos, como es el caso de Williams.

En una época en la que los dirigentes de iglesia del Pacífico están buscando formas eficaces de ejercer su ministerio en culturas en transición, los laicos pueden ayudar a tender puentes entre aquellos que tratan de preservar la tradición y los que desean transformar las tradiciones que consideran trasnochadas.

Como dice el secretario general del CMI, Rev. Konrad Raiser, "los laicos pueden estimular el aprendizaje, encontrar un nuevo lenguaje para transmitir su fe y hacer ceder las impenetrables instituciones de iglesia simplemente planteando preguntas". Esto forma parte de lo que Raiser llama "construir una nueva cultura aprendiendo a vivir en medio de la pluralidad de formas de vida".

Durante años, las iglesias de Polinesia han desempeñado un importante papel en la enseñanza del idioma, la música y la danza tradicionales en programas paraescolares de las parroquias, y en la preservación de las tradiciones culturales como la ceremonia kava . Sin embargo, muchos miembros de las iglesias reconocen actualmente la necesidad de nuevas formas de liderazgo que respeten los valores tradiciones y favorezcan las prácticas innovadoras. Lo que está en juego es preservar lo mejor de los valores tradicionales de la sociedad aunque permaneciendo abiertos al cambio para poder responder a algunas de las nuevas influencias que se ejercen sobre la sociedad.

Williams y Daniel Apii, presidente del Comité de Laicos del Pacífico, comparten esa preocupación. Durante el año pasado - con el pleno apoyo del Dr. Tangatatutai, progresista presidente de la ICIC - Apii estuvo trabajando con jóvenes en Rarotonga (Islas Cook) para preparar servicios vespertinos de domingo alternativos en los que la liturgia y la música difieren de las del culto matutino. Aunque al comienzo esta iniciativa tropezó con resistencias por parte de los dirigentes tradicionales de las parroquias, actualmente han adoptado la idea y los domingos por la noche los bancos de las iglesias están llenos y ocupados por personas de todas las edades.

Una vez al mes, Apii prepara con los jóvenes un espectáculo de cantos, danza, teatro sobre un tema bíblico. Estos espectáculos atraen a las familias y a los mayores que asisten entusiasmados a nuevas formas de expresión cultural. Fue el caso de un espectáculo reciente que sólo podía llamarse "Karaoke caribeño cristiano". Se trata de una importación cultural fascinante que representa la punta de lanza de una nueva combinación de diversas músicas o una "música mundial de los Estados insulares". Apii sabe que, si se les da la oportunidad, estos jóvenes de ambos sexos que organizan estos espectáculos llegarán a ser los dirigentes de la iglesia del mañana.

Tanto Williams como Apii esperan que, mediante la formación de laicos y la búsqueda de nuevas formas de expresión cultural, las iglesias del Pacífico puedan formar dirigentes laicos de todas las edades para complementar el trabajo del clero ordenado. De esta forma, los laicos y los pastores estarán mejor capacitados para trabajar juntos en favor del cambio en la sociedad en la que están profundamente arraigados. Es una esperanza que sustenta el Consejo Mundial de Iglesias.

Hace diez años, al aceptar la invitación de representar la región del Pacífico en la Asamblea del CMI en Canberra (Australia), Tungane Williams emprendió sin saberlo una nueva carrera. Actualmente, está preparada para colaborar en la formación de los que habrán de sucederla en el liderazgo del Movimiento Ecuménico mundial. Poco a poco, los dirigentes tradicionales de la Iglesia Cristiana de las Islas Cook han ido aceptando esta nueva posibilidad. Una música diferente resuena en las salas de la parroquia de Rarotonga.

Kristine Greenaway es directora del Sector de Comunicación del CMI. Fue miembro de la delegación del CMI que visitó Samoa, Samoa Oriental, las Islas Cook y la Polinesia Francesa, del 19 al 31 de marzo del presente año.

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El Consejo Mundial de Iglesias (CMI) es una comunidad de 342 iglesias, procedentes de más de 100 países de todos los continentes y de la mayor parte de las tradiciones cristianas. La Iglesia Católica Romana no es una iglesia miembro pero mantiene relaciones de cooperación con el CMI. El órgano rector supremo es la Asamblea, que se reúne aproximadamente cada siete años. El CMI se constituyó oficialmente en 1948 en Amsterdam (Países Bajos). Al frente del personal del CMI está su Secretario General, Konrad Raiser, de la Iglesia Evangélica de Alemania.