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26 de febrero de 2001

Las iglesias se preparan para la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el comercio ilícito de armas pequeñas


El Consejo Mundial de Iglesias (CMI) quiere que los delegados a la próxima conferencia de las Naciones Unidas reconozcan la importancia que tiene para los seres humanos el daño que causan las armas pequeñas y las armas ligeras exentas de todo control, dice Dinis Salamao Sengulane.

Obispo anglicano de Mozambique, Sengulane estuvo en Nueva York para observar la labor de un comité preparatorio de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Comercio Ilícito de Armas Pequeñas y Armas Ligeras en todos sus Aspectos.

La Conferencia de las Naciones Unidas tendrá lugar en Nueva York en julio próximo, y Sengulane y Ernie Regehr, del Canadá, representaron a la Comisión de las Iglesias para Asuntos Internacionales (CIAI) del CMI en la reunión preparatoria celebrada del 8 al 19 de enero en la sede de las Naciones Unidas.

En Mozambique, dice Sengulane, "las armas pequeñas causan grandes daños" aunque con ellas sólo se pueda matar a una persona a la vez. Señala que la población de su país no sólo ha leído informes periodísticos o estadísticas ponderadas, sino que ha sufrido la muerte de parientes e hijos a causa de la presencia no reglamentada de armas pequeñas.

En sus conversaciones con funcionarios gubernamentales, personal de las Naciones Unidas y representantes de otras organizaciones no gubernamentales (ONG), el obispo también ha dado cuenta de un proyecto de las iglesias mozambiqueñas llamado "Convertir las espadas en rejas de arado". Tras la larga lucha armada de su país por conquistar la independencia, vinieron años de conflicto interno entre las fuerzas gubernamentales y los rebeldes de la RENAMO. Y cuando finalmente acabó la lucha en gran escala, quedaron en el país grandes cantidades de armas.

Con financiación del Canadá, Alemania, el Japón y otros países, las iglesias de Mozambique dieron instrumentos de labranza o máquinas de coser a las personas que entregaban sus armas, con lo cual no se limitaron simplemente a hablar de la necesidad de un desarme efectivo. "Recogimos más de cien mil armas", señala Sengulane. Los funcionarios policiales y militares convirtieron las armas en inservibles, y en algunos casos las propias armas se transformaron en obras artísticas. "¿Por qué no se puede proceder así a nivel mundial?", pregunta el obispo.

Sengulane también está a cargo de la iglesia anglicana de Angola desde 1990. Espera que cuando se llegue a un arreglo entre las fuerzas en pugna, pueda emprenderse un programa para "convertir las espadas en rejas de arado" similar al de Mozambique.

Armas pequeñas: un problema nacional, regional y mundial
Mientras que los defensores del desarme siguen procurando reducciones de los grandes armamentos, como las bombas nucleares, los misiles y los buques y aviones de guerra, desde el final de la guerra fría la atención mundial se ha focalizado cada vez más en las muertes causadas por la extensa utilización de armas pequeñas.

En un borrador del documento propuesto para aprobación de la conferencia de las Naciones Unidas, se señalaba que "las medidas regionales, por su propia índole, no abordan la naturaleza mundial de las fuentes de armas pequeñas y armas ligeras, ni las redes de carácter cada vez más transnacional de intermediarios, comerciantes, financieros y transportistas". En el documento se pide la adopción de medidas "en los planos nacional, regional y mundial" para hacer frente al problema.

Aunque el problema es mundial, África se ve especialmente afectada. En el continente africano muchos conflictos internos se libran utilizando revólveres, fusiles de asalto, ametralladoras, lanzadores de granadas y otras armas que se pueden transportar y esconder fácilmente, incluso por niños. Cuando termina una guerra civil, quedan disponibles grandes cantidades de armas que las personas agraviadas utilizan unas contra otras.

Ernie Regehr, un menonita que dirige el proyecto "Rejas de Arado" del Instituto Canadiense de Estudios sobre la Paz y los Conflictos, dice que los gobiernos del África subsahariana son firmes partidarios de una acción internacional sobre este asunto, mientras que la Unión Europea "generalmente la apoya".

La reunión preparatoria de enero, junto con la celebrada anteriormente y una tercera prevista para los días 19 a 30 de marzo, tenía el cometido de preparar un documento para la acción destinado a la conferencia que se celebrará en Nueva York del 9 al 20 de julio.

El CMI y las ONG con las que colabora esperan que la Conferencia de las Naciones Unidas emita una declaración en la que se reconozca la urgencia del problema, apruebe un plan de acción "que dé credibilidad a esa declaración" y prevea un proceso de examen ulterior. La cuantía de los recursos que se destinen a la ejecución del programa de acción tendrá importancia decisiva, dice Regehr.

Cooperación de las ONG en relación con las armas pequeñas
El CMI es miembro fundador de una Red de Acción Internacional sobre las Armas Pequeñas constituida en una reunión celebrada en 1998 en el Canadá y puesta en marcha oficialmente el 11 de mayo de 1999 con el Llamamiento de La Haya por la Paz.

Los miembros de la Red publicaron una declaración conjunta antes de la segunda reunión preparatoria y una respuesta al proyecto de programa de acción. En la declaración se señalaba que "las armas pequeñas son ahora las armas principales en la mayor parte de los conflictos de todo el mundo" y que las víctimas suelen ser los miembros más vulnerables de la sociedad, y se sostenía que las mujeres, si bien sólo constituyen un pequeño porcentaje de los usuarios, representan una "proporción sustancial de las víctimas" de las armas pequeñas.

Complementando la labor del CMI con la Red, Salpy Eskidjian, miembro del Equipo de Relaciones Internacionales del CMI, encargada del Programa de Paz y Desarme, coordina una red ecuménica contra las armas pequeñas. El CMI patrocinó el año pasado dos consultas regionales sobre el tema, celebradas en Brasil y en Kenya. Regehr asistió a la consulta del Brasil y asistirá a otra consulta del CMI en África occidental y meridional en abril. También participará en la delegación que representará al CMI en la tercera reunión preparatoria de la Conferencia de las Naciones Unidas que se celebrará en marzo, y en la Conferencia misma.

Todo ello forma parte de un programa más amplio que refleja las inquietudes del CMI. En su Asamblea celebrada en 1998 en Harare, el CMI decidió proclamar el período 2001-2010 "Decenio para superar la violencia". El Decenio fue inaugurado oficialmente el 4 de febrero en Berlín.

Obstáculos al progreso
Un gran número de ONG están trabajando por el éxito de la Conferencia de las Naciones Unidas de julio. Sin embargo, hay quienes se oponen al control de las armas. Por ejemplo, Regehr menciona la National Rifle Association de los Estados Unidos. A causa de estas influencias, "los estadounidenses están actuando con lentitud", señala. Los Estados Unidos también se han negado a aceptar una prohibición de la venta de armas a los "agentes no estatales", como las fuerzas antigubernamentales de la UNITA de Angola.

Otros países también quieren limitar las propuestas sobre el control de la venta de armas. Según Regehr, China opone "mucha resistencia" e insiste en que la Conferencia de las Naciones Unidas se ocupe únicamente de las armas "ilícitas", es decir, las que se venden infringiendo la ley. Otros países han conseguido que se añadan al título de la Conferencia las palabras "en todos sus aspectos" como medio de facilitar un debate sobre qué prácticas se consideran lícitas y cuáles ilícitas, dice Regehr.

Mientras tanto, prosiguen en Viena las negociaciones sobre la cuestión de las armas utilizadas para delinquir, mediante la elaboración de un protocolo contra la fabricación y el tráfico ilícitos de armas de fuego, sus partes y componentes y municiones; el protocolo ha de complementar la Convención de las Naciones Unidas contra la delincuencia organizada transnacional. Regehr dice que algunos países han advertido contra la posibilidad de interferir con el "proceso de Viena". A su juicio, esto es una excusa para bloquear la adopción de medidas significativas en la conferencia de julio en Nueva York.

Conforme al proyecto de documento que se está preparando para la conferencia, los gobiernos se comprometerían a "establecer una legislación nacional apropiada, reglamentaciones administrativas y prescripciones en materia de concesión de licencias que definan las condiciones en que las personas privadas podrán adquirir, utilizar y comercializar armas pequeñas y armas ligeras". Según el plan propuesto, los gobiernos "presentarán informes anuales sobre sus progresos" en el cumplimiento de los compromisos asumidos.

Regehr predice que el documento "se suavizará" antes de julio, pero piensa que cabe esperar que la conferencia pida a los gobiernos que acepten alguna obligación para controlar la actual proliferación de armas pequeñas, y que se prevea un proceso de examen.

Al tiempo que recalca la importancia de la acción gubernamental, Regehr señala que, debido a la forma en que se distribuyen las armas pequeñas a nivel local, el tratamiento de este asunto requerirá una participación de la sociedad civil mayor que en las negociaciones sobre sistemas de armamento de mayor envergadura. Así pues, las iglesias deben participar activamente y trabajar con mayor energía para conseguir la adhesión de sus miembros a esta empresa, concluye.

Decenio para Superar la Violencia (2001-2010)

En la Octava Asamblea del CMI, celebrada en Harare (Zimbabwe), los delegados que representaban a más de 300 iglesias miembros del CMI proclamaron el Decenio para Superar la Violencia (DSV). La Asamblea declaró que en relación con las cuestiones de no-violencia y reconciliación el CMI "debe elaborar una estrategia de colaboración con las iglesias .....con miras a crear una cultura de la no-violencia". El Decenio, que se inició en todo el mundo en febrero de 2001, se basa en las iniciativas que ya existen en el mundo y ofrece un foro para intercambiar experiencias y establecer relaciones a fin de aprender unos de otros.


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El Consejo Mundial de Iglesias (CMI) es una comunidad de 342 iglesias, procedentes de más de 100 países de todos los continentes y de la mayor parte de las tradiciones cristianas. La Iglesia Católica Romana no es una iglesia miembro pero mantiene relaciones de cooperación con el CMI. El órgano rector supremo es la Asamblea, que se reúne aproximadamente cada siete años. El CMI se constituyó oficialmente en 1948 en Amsterdam (Países Bajos). Al frente del personal del CMI está su Secretario General, Konrad Raiser, de la Iglesia Evangélica de Alemania.