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21 de febrero de 2001

La iglesia protestante en China: "No hemos transitado antes este camino"
Sara Speicher


Li En-Lin recuerda la Revolución Cultural de China. A su padre lo encarcelaron. A sus hermanas y hermanos los enviaron a comunidades rurales para "reeducarlos". Su casa fue allanada en repetidas ocasiones por la Guardia Roja en busca de signos del "imperialismo extranjero", en particular, material cristiano. Todos sus libros, incluidas sus Biblias, fueron reducidos a cenizas.

"Les tomó una semana quemar todos los libros de mi padre", recuerda. "Y cuando al cabo de un año salió de la cárcel y se enteró de que ya no le quedaba ningún libro, se echó a llorar."

El padre de Li era un pastor que, después de su ordenación en 1948, eligió trabajar en una comunidad rural en la que en ese momento sólo había media docena de cristianos. Durante la Revolución Cultural (1966-1976) se cerraron todas las iglesias y lugares de reunión, se prohibió todo tipo de actividad religiosa pública, y los cristianos, como Li y su familia, fueron objeto de encarcelamiento, reeducación, privaciones y discriminación.

Fue durante la Revolución Cultural que la identidad y la naturaleza de la iglesia en China experimentaron un cambio profundo. "Tuvo que ocurrir la Revolución Cultural para que descubriésemos la fortaleza en nuestra debilidad. Sin duda, Dios nos conducía por el valle de la sombra de la muerte", dice la Rev. Gao Ying, profesora del Seminario Teológico Unión Nanjing y miembro del Comité Central del Consejo Mundial de Iglesias (CMI).

En la actualidad, Li En-Lin es Secretaria General Adjunta de la Fundación Amity, la sección de servicios sociales del Consejo Cristiano de China (CCC), y miembro del Grupo Regional de Asia del CMI. De un tiempo de persecución y de tremendas penurias para unos 700.000 cristianos protestantes durante la Revolución Cultural, dice, se ha pasado ahora a contar con 15 millones de cristianos en un Estado socialista. Mientras que hasta 1979 estuvieron cerradas todas las iglesias, hoy hay alrededor de 40.000 templos y lugares de reunión en todo el país.

Este crecimiento extraordinario en tal contexto cultural y político responde a "una forma de ser iglesia" que, en cierto sentido, no existe en ninguna otra parte del mundo.

El postdenominacionalismo y el Consejo Cristiano de China (CCC)
"El Consejo Cristiano de China no tiene parangón en el mundo", señala el Dr. Han Wen Zhao, Presidente del CCC. "No es -todavía- una iglesia unida, pero ya no tenemos denominaciones. El CCC está a mitad de camino entre un consejo nacional de iglesias y una iglesia unida."

La fundación de la República Popular de China en 1949 provocó enormes cambios en la identidad y la misión de la iglesia en China. Antes de 1949, la iglesia protestante dependía de juntas misioneras extranjeras. En el contexto de la "nueva China", los cristianos tuvieron que hacer que su religión fuera genuinamente china en expresión y estructura. En ese proceso de construir una identidad china distintiva, fue fundamental la creación, en 1950, del movimiento llamado de la "triple autonomía", a saber, en materia de sostenimiento, de gobierno y de propagación. Este movimiento fue decisivo para que la comunidad cristiana china estableciera una iglesia protestante concebida según el contexto chino, y pusiera fin a la dependencia de la ayuda financiera, la dirección y la evangelización extranjeras.

A finales del decenio de 1950, los protestantes chinos entraron en lo que denominan el "postdenominacionalismo". "Los primeros años 50 fueron difíciles, pero miramos hacia Dios y buscamos signos de unidad en las iglesias", dice el Dr. Su De Ci, Vicepresidente y Secretario General del CCC. En este proceso, agrega, nos dimos cuenta de que, siendo los misioneros quienes habían traído sus denominaciones a China, el que los chinos pertenecieran a una u otra denominación, por lo general era fruto de la casualidad. En 1956, hubo movimientos en pro de la unión de las iglesias protestantes. En 1980, después de la Revolución Cultural y la reapertura de algunos templos, se creó el Consejo Cristiano de China.

El Dr. Han señaló que si bien ya no hay separaciones denominacionales, se mantienen algunas prácticas teológicas propias de ciertas denominaciones, como las distintas formas de administrar la eucaristía.

Las preocupaciones principales del CCC son la reconstrucción de los templos y el apoyo a los más de 13.500 templos y 35.000 lugares de reunión existentes desde 1979. Otro asunto de elevada prioridad es la educación teológica a través de 18 seminarios y escuelas bíblicas, pues en una iglesia que crece rápidamente, la falta de pastores formados es un problema cada vez mayor. Además, por medio de la Fundación Amity, el CCC procura atender a las necesidades de la población y publica literatura cristiana en China.

En 1991, el Consejo Cristiano de China pasó a ser miembro del CMI. Desde el exterior se ejercen presiones para que se reestablezcan algunas de las antiguas identidades denominacionales, y el desafío para el movimiento ecuménico es apoyar al CCC en su afán de plasmar la visión de una iglesia postdenominacional.

Importancia de la cooperación para satisfacer las necesidades de la sociedad china
La Fundación Amity fue creada en 1985 por cristianos para ayudar a paliar las necesidades en materia de salud, educación, desarrollo rural y bienestar social, principalmente en las zonas rurales de China. Esta organización, que en la actualidad funciona en 31 de las 32 provincias del país, trabaja en cooperación con diversos asociados internacionales y locales.

Al describir la organización, el Dr. Han destacó la importancia de esa amplia base de apoyo y acción, y señaló dos razones principales: "Puesto que somos una minoría, para realizar una acción efectiva tenemos que buscar el apoyo de la comunidad." Dijo también que en el mundo de hoy "hay demasiada confrontación. Queremos demostrar que podemos trabajar juntos para satisfacer las necesidades de orden humanitario."

Si bien la junta directiva tiene miembros que no son cristianos, y con frecuencia los gobiernos locales participan en la ejecución de los proyectos, éstos últimos tienen su origen en las iglesias y en las comunidades cristianas locales. Una de las iniciativas más "exitosas" ha sido la reintroducción de la Biblia en China.

Veinticinco millones de Biblias impresas en China
Durante la Revolución Cultural, todas las Biblias fueron destruidas y prohibidas. Li recuerda que después de que en 1979 la iglesia de su padre reabrió sus puertas, evocando éste sus libros incinerados, se preguntaba: "¿Cómo puedo predicar sin una Biblia?" Sin embargo, antes de que un amigo le enviara una Biblia desde Hong Kong, los miembros de su congregación se enseñaban mutuamente pasajes de las Escrituras que recordaban de memoria, reconstruyendo así la Biblia mediante la tradición oral. Antes de que la propia Li partiera para su "reeducación" en 1973, su padre le enseñó el Salmo 23, que la reconfortó cada noche durante los tres años en que fue "médica descalza". Incluso después de la Revolución Cultural, cuenta Li, sus compañeras tenían que copiar la Biblia a mano.

En la actualidad, la Editorial Amity, empresa conjunta de las Sociedades Bíblicas Unidas (SBU) y la Fundación Amity, publica la Biblia en chino, en inglés, en Braille y en varios idiomas de minorías étnicas. Desde finales de 1987, se han imprimido 25 millones de ejemplares. La editorial también produce himnarios, estudios bíblicos y material pedagógico, además de otras obras de literatura cristiana. La única "restricción", señala Peter Dean, consultor editorial de las SBU en la empresa, es que las Biblias no se pueden comercializar en las librerías estatales. No obstante, hay una gran oferta de Biblias, que pueden conseguirse en librerías privadas o de la iglesia, así como por correo y en los centros de distribución.

Dean explica además, que imprimir las Biblias en China no sólo cuesta menos que importarlas sino que también es importante habida cuenta de la concepción que la iglesia china tiene de sí misma. "A la gente le gusta que se impriman en China", dice, y agrega que, en la práctica, no se puede quitar a una persona un ejemplar impreso legalmente. Añade que se trata de una cuestión de respeto. "Es importante aprovechar la puerta que ha sido abierta y generar confianza recíproca entre el Gobierno y la iglesia."

Evangelización y libertad religiosa
Generar confianza y respetar el país y su cultura son temas importantes que plantean los miembros del Consejo Cristiano de China. Señalan, en particular, que la libertad religiosa entraña también la observancia de las leyes del país. "Si respetamos la Constitución y la ley", dice el Dr. Su, "tenemos libertad religiosa... Por supuesto, hay cosas que el Gobierno no hace correctamente a causa de un resabio de izquierdismo. En el Consejo Cristiano de China, tratamos de informar de estos casos al Gobierno para solucionar esos problemas."

Atendiendo a una invitación del CCC, a mediados del decenio de 1990 el CMI envió a China una delegación ecuménica internacional para que investigara la repercusión de los decretos gubernamentales que reglamentaban la actividad religiosa. En el informe, transmitido a la Oficina de Asuntos Religiosos, se indicaban esferas de cooperación entre el gobierno local y las autoridades eclesiásticas, así como regiones sobre las que pesaban severas restricciones que era preciso abordar. El personal de Relaciones Internacionales del CMI declara además que "las iglesias de China están llamadas a dar testimonio del Evangelio en circunstancias a menudo difíciles, pero tratan de hacer el mejor uso posible del espacio disponible." Un factor determinante de las políticas estatales restrictivas, se señala, ha sido la actividad de los misioneros y los nuevos movimientos religiosos de Occidente y de otras partes de Asia.

Reflexionando sobre los continuos esfuerzos de los misioneros extranjeros en China, Li manifestó sencillamente: "Tienen la buena intención de dar a conocer a Cristo a la población, pero es necesario que conozcan el contexto de China. Tienen que respetar las leyes del país."

Uno de los aspectos fundamentales de ese contexto es la realidad de una religión minoritaria en un Estado ateo. La Rev. Gao evocó sus experiencias de cuando estudiaba teología en Occidente y señaló que hay enormes diferencias entre Occidente y China en cuanto a la forma en que las personas abrazan el cristianismo. En Occidente, "una persona recibe enseñanzas religiosas desde el nacimiento hasta la edad adulta, a través de la radio, la televisión, los diarios, las revistas y toda clase de medios de comunicación. Para todas las personas, el amor de Dios, el pecado humano y la salvación en Jesucristo son términos familiares." En China, "la evangelización de la iglesia... se limita en gran medida a los recintos eclesiales." En esas condiciones, el crecimiento del cristianismo en China tiene una sola explicación: "Es un milagro."

Li tiene algunas otras explicaciones más pragmáticas. "Los predicadores laicos suelen hacer hincapié en que si eres cristiano, debes dar fruto. Dar fruto es un distintivo del buen cristiano." Así pues, los cristianos, a menudo mujeres, trabajan con ahínco para atraer a los miembros de la familia y a los amigos a la iglesia. Además, en las zonas rurales, donde es posible que la atención médica adecuada no sea accesible o abordable, la conversión puede sobrevenir como respuesta a la curación de una enfermedad.

Sin embargo, estas explicaciones no pueden ocultar la tremenda energía de la comunidad cristiana, su testimonio y su servicio, que han ido creciendo a lo largo de los últimos 20 años. "Para los cristianos de China", dice el Dr. Su, "lo más importante es que estamos tratando de ser la sal y la luz de la sociedad."

Pasado y futuro
El Dr. Han piensa que el cristianismo protestante en China en realidad sólo tiene 150 años. Y que la iglesia, en su forma actual, sólo tiene 50 años. En la actualidad, si bien cuenta con 15 millones de miembros y es una de las iglesias más grandes del mundo, sigue representando apenas algo más del uno por ciento de la población total del país. "Nuestra iglesia es muy joven y pequeña, pero estamos creciendo", sostiene el Dr. Han.

Los problemas con que se enfrenta el CCC son también grandes. Según el Dr. Han, uno de ellos es cómo educar a una joven generación de dirigentes y formar nuevos pastores. En 1949, la relación de pastores respecto de la comunidad laica era de uno a 100. Hoy, es de uno a 4.000. Por su parte, los encuentros, como la reciente reunión de los grupos regionales de Asia y el Pacífico del CMI, celebrada en Shangai y Nanjing, ayudan a "examinar cuestiones comunes y encontrar soluciones comunes, y enseñan a nuestras congregaciones lo que es la iglesia universal".

Con todo, el camino que esta joven iglesia tiene por delante no está enteramente claro. La Rev. Gao citó a Josué 3:4: "por cuanto vosotros no habéis pasado nunca antes por este camino", para describir su situación. "Poseemos escasas cualificaciones para ser exploradores del nuevo camino de la labor evangelizadora. Sin embargo, Dios no ha preguntado en qué consiste, en nuestra opinión, una iglesia con mejores cualificaciones. La iglesia de China explora otros caminos de forma discreta. Al dar testimonio de Cristo en esta nueva situación, nos place sentir que estamos realizando nuestra labor con la oración y la bendición de la iglesia ecuménica... que el Espíritu Santo transforma nuestra debilidad e impotencia en poderosa acción divina."

Sara Speicher es miembro del Equipo de Información del CMI.

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El Consejo Mundial de Iglesias (CMI) es una comunidad de 342 iglesias, procedentes de más de 100 países de todos los continentes y de la mayor parte de las tradiciones cristianas. La Iglesia Católica Romana no es una iglesia miembro pero mantiene relaciones de cooperación con el CMI. El órgano rector supremo es la Asamblea, que se reúne aproximadamente cada siete años. El CMI se constituyó oficialmente en 1948 en Amsterdam (Países Bajos). Al frente del personal del CMI está su Secretario General, Konrad Raiser, de la Iglesia Evangélica de Alemania.