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29 de agosto de 2000

Los niños de Elizabeth
Karin Achtelstetter


El horror está grabado en el rostro de Elizabeth. Sus ojos abiertos y la mirada extraviada parecen revivir la escena de la que apenas puede hablar: "Los rebeldes cortaron las piernas y los brazos de mi marido, y arrojaron su cabeza a mis pies." Elizabeth titubea, no encuentra las palabras. Y no hay palabras que puedan expresar ese horror, ni adjetivos para describir lo que tuvo que presenciar.

Eso ocurrió hace ocho años. Ocho años durante los cuales nunca ha dejado de alabar a Dios y de agradecerle de estar viva y de no haber sucumbido a la desesperación, de que su hija se hubiera salvado, y de que hubiera podido ayudar a todos "sus hijos" y estén sanos y salvos tras la guerra civil de Liberia.

Los niños de Elizabeth son actualmente 45: 30 varones y 15 niñas de 6 meses a 16 años, y de ellos se ocupa en el orfanato que dirige. Durante la guerra, eran a veces más de 100 niños; de los cuales algunos habían perdido a sus padres y otros estaban allí porque los padres no podían cuidarlos. Elizabeth los había acogido en su orfanato y, de una manera u otra, conseguía sacarlos a todos adelante, a pesar de la guerra.

Otros huyeron, pero ella decidió quedarse. "¿Adónde podría haber ido con los niños?". Cuando los soldados atacaron el orfanato, se puso a orar. "Pero cuando vieron a los niños, dieron media vuelta y se marcharon, y no han vuelto."

El nombre del orfanato de Elizabeth es "Ministerio de los Niños", nombre que eligió a sabiendas: para Elizabeth, que era partera de profesión, la asistencia a los niños no es simplemente un trabajo, sino una vocación, como también lo es para los once hombres y mujeres que trabajan con ella, y para los dos guardias que continúan a su servicio aunque no se les pague su exiguo salario. Como no hay muchas posibilidades de que pueda recibir ingresos regulares, Elizabeth cuenta con sus propias fuerzas, y cultiva la tierra para poder dar a los niños lo necesario para vivir.

Elizabeth muestra a la delegación ecuménica internacional de cinco mujeres la pequeña casa de una planta que comparte con las niñas y los más pequeños. Hay pocas cosas que recuerdan la vida que llevaba antes de la guerra con su esposo y su hija en su propia casa. Todo lo que le queda es una pequeña cómoda y una cama. Sobre el espejo sin brillo está colgada una imagen de Cristo resucitado; las palabras "No temáis" la acompañan por la mañana cuando se levanta y por la noche cuando se va a dormir. Sobre la cama tiene una foto de su hija, que se ha ido de Liberia para poder borrar el pasado de su mente y no verse confrontada a cada momento con los horrores que vivió.

La hija de Elizabeth desearía que su madre estuviera con ella: "Ven y quédate conmigo, lo que gano es suficiente para las dos," le escribió recientemente en una carta. Pero Elizabeth sabe que su lugar está con los niños, por muy duro que sea estar separada de su hija. "¿Qué sería de los niños?" Elizabeth ahuyenta la idea con un gesto de la mano, "me quedo."

Miembros del equipo internacional ecuménico:
Hélène Yinda, ACF Mundial, Ginebra (responsable del equipo)
Karin Achtelstetter, CMI, Ginebra
Jessica Babihuga Nkuuhe, ISIS, Uganda
Lillian Chirombe, ACF Mundial, Zimbabwe
Ashley Seaman, CMI, Iglesia Presbiteriana (Estados Unidos de América)

Este artículo fue escrito durante la visita de la delegación ecuménica internacional integrada por cinco mujeres a Liberia, del 26 de julio al 2 de agosto, y forma parte de una serie de crónicas sobre ese país de África occidental. La delegación fue a Liberia para conocer la situación de las mujeres y los niños después de la guerra. A fin de responder a las necesidades de los respectivos miembros, esta visita de solidaridad fue planificada y organizada por el Consejo Mundial de Iglesias (CMI), el ACF Mundial, la Conferencia de Iglesias de Toda el África (AACC) y la Federación Luterana Mundial (FLM).

Las fotografías sobre Liberia están disponibles aquí o pueden solicitarse por teléfono al número: (+41.22) 791.62.95

Decenio para Superar la Violencia (2001-2010)

En la Octava Asamblea del CMI, celebrada en Harare (Zimbabwe), los delegados que representaban a más de 300 iglesias miembros del CMI proclamaron el Decenio para Superar la Violencia (DSV). La Asamblea declaró que en relación con las cuestiones de no-violencia y reconciliación el CMI "debe elaborar una estrategia de colaboración con las iglesias .....con miras a crear una cultura de la no-violencia". El Decenio, que se iniciará en todo el mundo en febrero de 2001, se basará en las iniciativas que ya existen en el mundo y ofrecerá un foro para intercambiar experiencias y establecer relaciones a fin de aprender unos de otros.

Para más información pónganse en contacto con: la Oficina de relaciones con los medios de información
Tel. (+41 22) 791 61 53 (Oficina)
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