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20 de julio de 2000

Las religiones se unen para apoyar a los niños
Sara Speicher


Diariamente vemos en la televisión, en las revistas y en los periódicos rostros de niños que son víctimas inocentes de la violencia o de acontecimientos trágicos. Niños soldados, niños obligados a prostituirse, víctimas de la pobreza, del hambre y de la violencia en el hogar; huérfanos a causa del SIDA; niños sin hogar que viven en las calles o en campamentos de refugiados, que son víctimas y, cada vez con más frecuencia, autores de crímenes; niños que sufren las peores formas de violencia y de maltrato, y que, a menudo, no cuentan ni con la ayuda ni con los recursos necesarios que les permitan recuperarse y tener una vida sana y plena.

A lo largo de los años se han formado muchas organizaciones internacionales y no gubernamentales (ONG) para hacer frente a los problemas de esos niños. Una nueva red acaba de crearse cuyo objetivo es movilizar a millones de personas en todo el mundo en torno a la preocupación común del bienestar de los niños. La Red Mundial de Religiones en favor de los Niños (GNRC) pretende ser «una red de defensa de los niños y dedicada a intercambiar información y crear asociaciones para la acción común».

La GNRC nació del sueño de la Fundación Arigatou, una organización budista por la paz con sede en Japón. La Red se inauguró con ocasión del primer Foro, celebrado en Tokio en mayo de este año, al que asistieron 200 participantes de todos los continentes y de siete religiones diferentes.

Keishi Miyamto, representante de la Fundación, explica la razón por la que se creó la Red: «En los diez años que llevo trabajando con la Fundación Arigatou he comprobado que hay muchos creyentes y organizaciones religiosas dedicadas a promover los derechos de los niños y que intentan mejorar sus condiciones de vida. He comprobado también que, debido a la falta de lugares de encuentro para intercambiar información e ideas, no hay suficiente comunicación y cooperación entre esas personas y organizaciones. Me pareció que la Fundación Arigatou de Myochikai podría facilitar esa cooperación entre religiones mediante actividades comunes para salvar a los niños.»

Desde las primeras fases de su formación, la Red se puso en contacto con el Consejo Mundial de Iglesias (CMI), que ayudó en su planificación. Hans Ucko, miembro del equipo de Relaciones y Diálogo Interreligiosos del CMI, y Marta Palma, que coordina la Red Ecuménica Mundial de Niños, participaron en el primer Foro de la GNRC. En ese Foro también hablaron dos niños que forman parte de la red de niños que patrocina el CMI: Arnold Engel, de Canadá, y Patricia Cruzado Muñoz, de Perú.

El trabajo del CMI en favor de los niños se ha centrado en la defensa de sus derechos y en la educación para la participación. Desde que en 1989 la Asamblea General de las Naciones Unidas adoptara la Convención sobre los Derechos del Niño, el CMI ha defendido la puesta en práctica de sus recomendaciones. El Consejo se ha esforzado también por que los niños y las redes de niños puedan contar con los medios que les permitan asumir responsabilidades y participar activamente en las iniciativas que tratan de promover su bienestar. Como dijo un miembro de la Red Ecuménica Mundial de Niños, «hay que dar a los niños los medios para afrontar el futuro».

Al apoyar la labor de la GNRC, Marta Palma expresa: «Para los cristianos es importante cooperar con otras religiones, no sólo porque compartimos una preocupación y una visión comunes, sino también porque muchos niños viven en sociedades plurirreligiosas o en sociedades en las que los cristianos son una minoría».

Un informe preliminar del Foro señala que «en una época en la que, en muchas regiones del mundo, la sociedad está desgarrada por las diferencias religiosas, la GNRC ha reunido a representantes de todas las principales religiones del mundo en torno a la misma mesa, con un espíritu de armonía y buena voluntad, y con la determinación de trabajar para hacer más digna la vida de los niños de todo el mundo sin distinción de nacionalidad o de religión.»

La GNRC se centrará en la creación de plataformas para intercambiar información y llevar a cabo acciones comunes a nivel de la base. Las recomendaciones formuladas en su primer Foro por los grupos de trabajo, que se publicarán en breve, serán la base de las próximas actividades de la Red.

Hans Ucko, refiriéndose a la función del CMI, señaló que «el CMI ha participado en esa red y continuará haciéndolo [...] Como cristianos, para nosotros es importante apoyar esta iniciativa lanzada por los budistas con la que se pretende unir a los creyentes de todas las religiones en torno a una acción común en favor de la dignidad de los niños».

Sara Speicher es miembro del Equipo de Información del CMI. La declaración del Primer Foro de la GNRC ya está disponible. Se puede obtener más información en el sitio Web de la Fundación Arigatou: http://www.arigatou-net.or.jp/, su versión en inglés: http://www.arigatou-net.or.jp/english/0-1-5.html.

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