En el mensaje, los latinoamericanos, reconocen la osadía y el coraje del CMI de "denunciar las situaciones de injusticia que afectan a la sociedad y de inspirar acciones concretas para las transformaciones de estas situaciones".

En el marco de los 50 años de la organización, la delegación latinoamericana, afirma que esta trayectoria "ha marcado uno de los carismas del movimiento ecuménico, además de la preocupación por la unidad de las iglesias, es también la lucha por las relaciones más justas e igualitarias entre los pueblos del mundo", añade la misiva.

Por otro lado, hace el llamado a la necesidad de una voz profética en medio de la situación actual que se describe como de brecha entre ricos y pobres, concentración de la riqueza, priorización del capital financiero, globalización perversa y excluyente, endeudamiento y corrupción.

"Los países pobres que viven momentos de desesperanza y de sufrimiento claman por acciones solidarias y una posición de denuncia que provenga de la comunidad de cristianos reunidos en Harare", afirma la carta.

"Los delgados latinoamericanos en esta Asamblea apoyan este histórico ministerio profético del CMI y solicitan que estos énfasis continúen siendo prioritarios en esta VIII Asamblea General y sirvan de inspiración para todos los cristianos y sus iglesias. Que el Jubileo del CMI sea también una señal de Jubileo para los pobres de este planeta", concluye la carta.

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