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Octava Asamblea
Comités de la Asamblea

Informe del Comité de Examen II
Versión aprobada por la Octava Asamblea

III. Globalización



La globalización es una realidad del mundo de hoy, un hecho ineludible que se repercute en la vida de todas las personas y plantea problemas, no sólo económicos, sino culturales, políticos, éticos y ecológicos.

Cada vez son más los cristianos y las iglesias que se ven confrontados a nuevas y graves consecuencias de la globalización, que afectan a un gran número de personas, en particular, los pobres. ¿Cómo vivir la fe frente a la globalización?

Recomendaciones (Aprobadas)
1. Estamos profundamente convencidos de que el problema de la globalización debe ocupar un lugar central en las actividades del Consejo Mundial de Iglesias, como parte de las numerosas e importantes iniciativas tomadas por el CMI en el pasado. La visión de la globalización conlleva una perspectiva de competencia que se contrapone al compromiso cristiano con la oikoumene, la unidad de la humanidad y toda la tierra habitada. Este reconocimiento debe reflejarse en nuestros esfuerzos en favor de un Entendimiento y una Visión Comunes así como en las actividades a ese respecto de las iglesias miembros y de otros organismos ecuménicos. Aunque la globalización es un hecho ineludible, no debemos someternos a la visión de competencia que conlleva, sino afianzar otras formas de avanzar hacia la unidad visible en la diversidad, hacia una oikoumene de fe y solidaridad.

2. Es necesario contraponer a la lógica de la globalización una forma alternativa de vida comunitaria en la diversidad. Los cristianos y las iglesias están llamados a reflexionar sobre el desafío de la globalización desde la perspectiva de la fe y, por lo tanto, a oponerse a la dominación unilateral de la globalización económica y cultural. Y es imperioso buscar alternativas al actual sistema económico así como corregir y poner límites políticos efectivos al proceso de globalización y a sus consecuencias.

3. Expresamos nuestro reconocimiento a la 23a. Asamblea de la Alianza Reformada Mundial (Debrecen, 1997) por su llamamiento a comprometer a sus iglesias miembros en un proceso de reconocimiento, educación y confesión (processus confessionis) por los que respecta a la injusticia económica y la destrucción del medio ambiente, e instamos a las iglesias miembros del CMI a unirse a ese proceso.

4. Dado el poder irresponsable de las compañías y organizaciones transnacionales que generalmente actúan en el mundo con impunidad, nos comprometemos a trabajar con otros para crear instituciones eficaces de gobierno mundial.

5. Especial prioridad debe darse a la necesidad de mejorar la capacidad del CMI para responder al desafío de la globalización, desde un enfoque más coherente y global, prestando particular atención a la necesidad de una cooperación y coordinación mayores de las actividades en torno a cuestiones económicas y ecológicas.

6. La labor acerca de la globalización debe basarse en las iniciativas que ya han tomado las iglesias, los grupos ecuménicos y los movimientos sociales, afianzándolas, apoyar su cooperación, alentarlos a actuar y formar alianzas con otros interlocutores de la sociedad civil que llevan a cabo actividades en relación con la globalización, a saber:

  • formular respuestas alternativas a las actividades de las empresas transnacionales, la Organización de Cooperación y Desarrollo Económicos, el Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial, la Organización Mundial del Comercio, la Oficina Internacional del Trabajo, y los acuerdos multilaterales conexos a fin de determinar con competencia las repercusiones tanto perjudiciales como beneficiosas de sus políticas;
  • abogar y lanzar campañas en favor de la condonación de la deuda y promover un enfoque ético alternativo y un nuevo sistema de préstamos y de obtención de préstamos;
  • asociarse a las iniciativas en curso en favor de un nuevo sistema financiero, en particular, la aplicación de un impuesto sobre las transacciones financieras (impuestoTobin) destinado a apoyar el desarrollo de opciones alternativas, y a imponer límites al flujo no reglamentado de capitales, etc.;
  • apoyar iniciativas que hagan frente al desempleo y al deterioro de las condiciones laborales de los trabajadores de todas las regiones como resultado de la globalización;
  • facilitar y apoyar soluciones a nivel local mediante nuevas formas de organizar la producción, un comercio justo y nuevos sistemas bancarios y, particularmente en los países altamente industrializados, los cambios en la forma de vida y en las pautas de consumo;
  • examinar las propias operaciones de las iglesias por lo que respecta a la tierra, el trabajo, el desempleo y las finanzas, por ejemplo, la ética de las inversiones en fondos de pensiones y otros instrumentos financieros, el aprovechamiento de tierras para la agricultura, etc.;
  • promover la formación en cuestiones económicas, así como la capacitación de dirigentes en relación con la globalización y otras cuestiones relacionadas;
  • reflexionar sobre los problemas económicos desde una perspectiva de fe.


Anexo II: Frente a la dominación - afirmemos la vida
El desafío de la globalización
La globalización es una realidad del mundo de hoy, un hecho ineludible que se repercute en la vida de todas las personas y plantea problemas, no sólo económicos, sino culturales, políticos, éticos y ecológicos.

Cada vez son más los cristianos y las iglesias que se ven confrontados a nuevas y graves consecuencias de la globalización, que afectan a un gran número de personas, en particular, los pobres.

La visión de la globalización se contrapone a la visión de la oikoumene, toda la tierra habitada y la unidad de la humanidad. ¿Cómo vivir la fe frente a la globalización?

Nuestra reunión en Harare
1. Reunida en Harare, la Octava Asamblea del Consejo Mundial de Iglesias escuchó las voces de los pueblos africanos durante la Plenaria sobre África y en el marco del Padare. Fueron gritos de dolor y sufrimiento, pero también testimonios de resistencia, fe y esperanza. La notable fortaleza, creatividad y espiritualidad de nuestros hermanos y hermanas africanos fueron una fuente de inspiración para todos. Juntos, recordamos la visión de un pueblo libre que inspiró la lucha de África para liberarse del colonialismo.

2. Esa visión sigue viva en las luchas cotidianas del pueblo para sobrevivir, para sustentar la vida comunitaria que se nutre de las ricas tradiciones y valores heredados del pasado, para vivir en armonía con la tierra y encontrar el espacio necesario para expresarse. El pueblo africano aspira a una vida digna y a comunidades justas y sostenibles. Y nosotros, aunque venimos de todas las partes del mundo, hicimos nuestra su visión pues compartimos las mismas aspiraciones.

3. Al expresar ese ideal para nuestro pueblo, nuestros hijos, y los hijos de nuestros hijos, hemos tomado todavía más conciencia de que, en algunos aspectos fundamentales, el legado del colonialismo todavía está presente entre nosotros pero con un nuevo rostro, que en apariencia puede parecer atractivo pero paulatinamente se convierte en degradante y peligroso. Los motores de esta nueva forma de dominación son los poderes económicos, tan insidiosos como los colonizadores políticos, una sutil pero poderosa ideología que parte de la base de que la forma de mejorar la calidad de vida es dar carta blanca a las fuerzas del mercado.

Concentración del poder
4. Hoy en día, a pesar de la independencia de gran número de pueblos colonizados en el pasado, el poder se concentra cada vez más en las manos de unas pocas naciones y compañías, sobre todo del Norte, y ese poder, que se extiende por todo el mundo y a muchas esferas de la vida, es considerable. Las principales decisiones corren a cargo de unas 30 naciones y 60 corporaciones. La deliberada globalización de la producción, el capital y el comercio refuerza con creces el poder de los centros financieros del mercado mundial.

5. La globalización nos afecta a todos, contribuye a la erosión de la nación-estado, socava la cohesión social e intensifica el dominio de la naturaleza, que significa un atentado contra la integridad de la creación. La crisis de la deuda y los programas de ajuste estructural han pasado a ser instrumentos que sirven para lograr mayor control de los presupuestos nacionales y crear un ambiente provechoso y seguro para las inversiones del sector privado con un costo abrumador para la población.

6. A este proceso contribuye en gran medida la expansión de las comunicaciones mundiales y de las redes de medios de comunicación, junto con una costosa pero exitosa estrategia de los Estados Unidos de América y otros países desarrollados para obtener y garantizar la hegemonía militar y política a escala mundial. La creación de nuevas instituciones, como la Organización Mundial del Comercio y el propuesto Acuerdo Multilateral sobre Inversiones, consolida el poder de los ya privilegiados. La convergencia de esos factores en los años 90 ha agravado la situación de los pobres, que constituyen la gran mayoría de la población mundial.

7. La homogeneización resultante del proceso de globalización no incluye el mercado del trabajo. Mientras que el movimiento de capitales a nivel mundial no conoce restricciones, se están creando nuevos obstáculos para detener el flujo de trabajadores migrantes. Confrontado a la globalización, el mercado del trabajo es sometido a control y está perdiendo fuerza. Aunque la liberalización del comercio es una de las prioridades de la globalización económica, los países desarrollados siguen protegiendo su agricultura y algunos sectores de su industria frente a la importación de productos competitivos, y continúan subvencionando sus exportaciones, con todo lo graves que suelen ser sus consecuencias para los mercados locales del Sur.

Pobreza y exclusión
8. Reconocemos que esta globalización creciente también tiene aspectos positivos. Es evidente que las nuevas tecnologías crean vínculos que permiten luchar contra la injusticia y los abusos de poder y pueden servir para alertar a la comunidad cristiana en situaciones de persecución, violación de los derechos humanos, necesidades y casos de urgencia. La mayor facilidad de acceso entre las regiones promueve la solidaridad entre movimientos y redes sociales.

9. Según los partidarios del libre mercado, las economías de libre mercado han dado prueba de una excelente capacidad para producir bienes y servicios en un mundo presionado para satisfacer las necesidades materiales básicas de las personas. Aunque reconocen la distorsión de algunas economías al estrechar sus vínculos con la economía mundial, ponen de relieve que algunas veces esos vínculos han significado nuevos niveles de prosperidad. Esos beneficios teóricos hacen de la globalización una idea atractiva para los que ven en el sistema de mercado libre sin restricciones una solución a la pobreza.

10. Ahora bien, la desigualdad en la distribución del poder y la riqueza, de la pobreza y la exclusión es una realidad que pone en tela de juicio el demagógico discurso sobre una única comunidad mundial. La reiterada imagen de "aldea mundial" induce al error por cuanto en la nueva situación lo que falta precisamente es sentido de comunidad, pertenencia y responsabilidad mutua, que caracterizan la vida de aldea. Las redes mundiales de comunicación fomentan una monocultura consumista. La situación de un gran número de personas pobres se está deteriorando. Recientemente, el Banco Mundial llegó a la conclusión de que en 1998, el número de países con crecimiento económico negativo había aumentado de 21 a 36 y que las políticas fiscales y los tipos de interés habían conllevado costos sociales mucho mayores que los que se habían previsto inicialmente.

11. Por otro lado, sólo una pequeña parte del billón y medio de dólares que se cambian en el mercado de divisas cada día se invierte en actividades económicas básicas. La mayor parte de ese monto es objeto de pura especulación financiera antes que de verdadera inversión. Esta especulación debilita las ya endebles economías. La desmesurada especulación indujo el colapso de los mercados financieros de Asia y es una amenaza para la economía mundial en su conjunto.

12. La vida de las personas está cada vez más expuesta a la vulnerabilidad y la inseguridad. La exclusión en todas sus formas atiza la violencia que se propaga como una enfermedad. El número de migrantes que buscan desesperadamente un trabajo y un hogar para sus familias ha aumentado drásticamente. En los países industrializados de Europa y América del Norte, los focos de pobreza están aumentando en número y volumen y en todas las partes del mundo se está ensanchando la diferencia entre ricos y pobres, haciendo de las poblaciones indígenas, las mujeres, los jóvenes y los niños, las principales víctimas de la pobreza y la exclusión. Invariablemente, la gran mayoría de las personas excluidas son también víctimas de la xenofobia, el racismo y la opresión.

Contradicciones, tensiones y preocupaciones
13. La globalización origina toda una trama de contradicciones, tensiones y preocupaciones. La sistémica interrelación de la realidad local y la realidad mundial en este proceso ha dado lugar a una nueva dinámica. Ha conducido a la concentración del poder, el conocimiento y la riqueza en instituciones influidas cuando no controladas por las empresas transnacionales, generando también una dinámica descentralizadora por cuanto los ciudadanos y las comunidades están luchando por recuperar el control de las fuerzas que amenazan su propia existencia. Confrontados a esos cambios y a grandes presiones en su vida y su cultura, los pueblos quieren afirmar su identidad cultural y religiosa.

La globalización ha universalizado aspectos de la vida social moderna pero también ha causado y fomentado la fragmentación del tejido social de las sociedades. A medida que va avanzando el proceso, las personas pierden esperanza y empiezan a competir entre sí para sacar algún beneficio de la economía mundial. En algunos casos, eso ha dado origen al fundamentalismo y la limpieza étnica.

Ideología neoliberal
14. La globalización económica se inspira en la ideología neoliberal. El credo del libre mercado se apoya en la firme creencia de que a través de esas fuerzas y metas económicas en pugna, si cada individuo se ocupa de su propio provecho económico, una "mano invisible" garantizará el máximo bien para todos. Se considera a los seres humanos como individuos antes que como miembros de una comunidad, como seres fundamentalmente rivales antes que solidarios, como seres consumistas y materialistas antes que espirituales. Se ha llegado así a un sistema despiadado en el que se considera a las personas como objetos desechables y se los abandona si no son capaces de competir con los pocos poderosos de la economía mundial.

15. Así es como las personas empiezan a perder su identidad cultural y dejan de asumir su responsabilidad política y ética. Con sus promesas de riqueza para todos y de cumplimiento del sueño de un progreso sin límites, el neoliberalismo presenta un espejismo de salvación universal. Pero con su sed de ganancias en los mercados financieros, de expansión del comercio y crecimiento de la producción, el sistema económico mundial cierra los ojos a las destructivas consecuencias sociales y ecológicas.

Desafíos para las iglesias y el Movimiento Ecuménico
16. La globalización plantea un desafío pastoral, ético, teológico y espiritual a las iglesias y al Movimiento Ecuménico en particular. La visión de la globalización se opone a la visión de la oikoumene, toda la tierra habitada y la unidad de la humanidad. Esta oikoumene mundializada, basada en el dominio, contrasta con la oikoumene de fe y solidaridad, fuente de inspiración y energía para el Movimiento Ecuménico. A la lógica de la globalización cabe contraponer una forma alternativa de vida y de diversidad en la comunidad.

17. Por ejemplo, la pluralidad y la diversidad en el seno del Movimiento Ecuménico ya no se consideran un obstáculo para la unidad de las iglesias y el futuro viable de la humanidad. La diversidad puede aportar ricos recursos y diferentes opciones de solución viable si se tienen en cuenta los relatos de vida, las experiencias y las tradiciones de todos, y si los cristianos, los grupos ecuménicos y las iglesias se esfuerzan juntos por encontrar soluciones viables que afirmen y sustenten la vida en la tierra. El concepto y la práctica de la catolicidad puede entenderse como la respuesta del cristianismo de los primeros tiempos al modelo imperial de unidad que representaba el Imperio Romano. Esa respuesta alternativa al poder imperial es pertinente al afirmar la dimensión ecuménica de la vida de las iglesias en el contexto de la globalización.

El jubileo y la globalización
18. En estos días que pasamos juntos hemos evocado frecuentemente el jubileo, un tiempo de emancipación, de restablecimiento de relaciones y justas y de nuevos comienzos (Lv. 25, Is.61, Lc.4). En el jubileo se reconoce que el poder, librado a su curso normal e ininterrumpido, tiende a concentrarse cada vez más en manos de unos pocos, y que, si no hay una intervención, la sociedad se vuelve cada vez más injusta. Como nos recuerda la Biblia hebraica, los poderosos juntan casa a casa y añaden hacienda a hacienda (Is.5:8). Los débiles y los pobres son cada vez más vulnerables, marginados, excluidos. Restauración significa oponerse al curso de la historia (Miq.7; Neh.5). Para preservar la integridad de un pueblo, de una persona, es necesario intervenir e interrumpir periódicamente el curso normal de los acontecimientos.

19. El jubileo tiene importantes consecuencias para nuestra reflexión acerca de la globalización. Con frecuencia la globalización se muestra como algo benigno e incluso benéfico, sobre todo para los que sacan alguna ventaja en el proceso. Pero la creciente concentración del poder, ya sea económico, político, cultural o militar, influye decisivamente en el mundo de hoy y del mañana de una forma que está lejos de ser benigna. El escándalo de la deuda, la marginación y la exclusión de tantos hermanos y hermanas, la explotación de las mujeres y los niños, la creciente presión que sufren las minorías que luchan por preservar su cultura y por mantener vivas su tradición religiosa y su lengua, la destrucción de tierras ancestrales de los pueblos indígenas y sus comunidades no son sino una manifestación de esa concentración del poder, legitimada en nombre de la mejora del nivel de vida.

Afirmar el don divino de la vida
20. Hoy es más necesario que nunca exigir una remodelación del sistema económico y afirmar el don divino de la vida que es objeto de tantas amenazas. El concepto de desarrollo sostenible, que tanto se reitera en los foros internacionales, ha permitido que las poderosas fuerzas de la globalización sigan asumiendo el mando, sin poner en tela de juicio el subyacente paradigma del progreso y el crecimiento continuos e ilimitados. En medio del dolor, el sufrimiento y la destrucción causados por la globalización económica, afirmar el don divino de la vida para toda la creación requiere adoptar una perspectiva centrada en la vida.

21. Jesús vino para que todos tuvieran vida en abundancia (Juan 10:10). La salvación de Dios en Jesucristo no sólo significa plenitud de vida para la comunidad humana sino la restauración de la bondad y la integridad de toda la creación. El Espíritu Santo de Dios viene para renovar toda la creación. Los relatos bíblicos acerca de la creación nos cuentan que la tierra fue creada como hogar para todas las criaturas vivas, que viven en espacios diferentes pero están vinculadas entre sí en una red de relaciones. La comunidad humana forma parte de la comunidad más amplia de la tierra, que se arraiga en la casa de vida de Dios. Esta visión de una tierra verdaderamente ecuménica impulsa al Movimiento Ecuménico a buscar nuevas formas de revitalizar y proteger a las comunidades indígenas, a los marginados y excluidos, a oponerse al creciente dominio de la globalización económica y a comprometerse en favor de la construcción de una cultura de paz y de justicia en las relaciones, una cultura del compartir y la solidaridad.

22. La historia de los pueblos pone en evidencia un deseo profundo de garantizar la vida respondiendo a las necesidades esenciales de todos, así como de protegerla mediante la construcción de la paz y la solución pacífica de las situaciones de violencia y guerra, un deseo de afirmar la vida mediante el fortalecimiento de la responsabilidad en el marco de sociedades genuinamente democráticas y la mejora del bienestar económico, ampliando las oportunidades y las redes de solidaridad, un deseo de enriquecer la vida, ahondando en la espiritualidad y las actividades culturales, y promoviendo la edificación de comunidades justas y viables.

23. En aras de una visión centrada en la vida, cuatro elementos son esenciales: la participación, entendida como la máxima inclusión de todos a todos los niveles; la equidad, como la justicia fundamental aplicada también a otras formas de vida; la responsabilidad mutua, entendida como el rendimiento de cuentas unos a otros y a la tierra misma; y el compromiso de responder a las necesidades básicas de la vida en todas sus dimensiones y de desarrollar una calidad de vida que signifique pan para todos pero sea algo más que pan.

La tarea de la familia ecuménica
24. ¿Cómo deben responder las iglesias a este desafío? ¿Qué debe hacer la familia ecuménica? ¿Qué pueden hacer las iglesias por intermedio del Consejo Mundial de Iglesias? ¿Cómo pueden las iglesias y el CMI hacer suya la lucha por responder a los problemas que plantea la globalización? ¿Podemos ser instrumentos del jubileo de Dios, elemento central del mensaje de Jesús (Lc.7:18-23)? La respuesta incumbe a cada persona y cada comunidad representada hoy aquí.

25. Reconocemos que en el contexto de la globalización hemos comprometido nuestras propias convicciones. Nos arrepentimos porque el poder de las nuevas tecnologías, el señuelo de la acumulación, la tentación de llevarse por un sentimiento de superioridad y poder han desviado nuestra atención de nuestros prójimos que sufren. Reconocemos la tentación de formar parte de un mundo que sólo da cabida a unos pocos privilegiados. Si nuestra confesión y arrepentimiento son genuinos, estamos llamados a descubrir y restablecer la solidaridad con los excluidos.

26. El CMI está llamado a promover el ecumenismo en la vida de las iglesias y a ser un espacio para el diálogo y la edificación recíproca en aras de un testimonio común de las iglesias en los planos local, regional e internacional. Es necesario reforzar la presencia y la representación del CMI a nivel internacional, una representación que no sólo se basa en su capacidad de analizar las tendencias mundiales sino que depende del tipo de redes de acción, de apoyo y de transformación que puede promover el CMI como instrumento de las iglesias. En el centro de la visión de la tierra como hogar para todos está un llamamiento a todos y cada uno, en sus situaciones y contextos muy diferentes, a poner en práctica la fe y la solidaridad y a afirmar juntos la vida en la tierra.

27. Mirando retrospectivamente, es evidente que desde la Séptima Asamblea de Canberra, todos los sectores de trabajo del CMI han tomado mayor conciencia de los problemas y los peligros que entraña el proceso de globalización. Debe exhortarse al nuevo Comité Central y a todas las iglesias miembros a adoptar un enfoque más coherente frente a esas amenazas, y a promover una vida digna en el marco de comunidades justas y viables.

Últimas publicaciones del CMI sobre la globalización y otras cuestiones económicas

  1. Tony Addy, The Globalising Economy. New Risks-New Challenges-New Alliances; Unidad III del CMI, Ginebra, 1998.
  2. Tony Addy, The Globalising Economy, New Risks-New Challenges-New Alliances. Summary of Recommendations; Unidad III del CMI, Ginebra, 1998.
  3. Bas de Gaay Fortman/Berma Klein Goldewijk, God and the Goods. Global Economy in a Civilizational Perspective; CMI, Ginebra 1998.
  4. Richard Dickinson, Economic Globalization: Deepening Challenge for Christians; Unidad III del CMI, Ginebra, 1998.
  5. Rob van Drimmelen, Faith and the Global Economy Today; CMI, Ginebra, 1998.
  6. Samuel Kobia, The Changing Role of the State and the Challenge for Church Leadership in África, en Echoes 14; Unidad III del CMI; Ginebra 1998, págs. 8-11
  7. Julio de Santa Ana, Globalization and Sustainability; CMI, Ginebra 1998
  8. Unidad III del CMI: Dossiers I and II on Multilateral Agreement on Investment, Ginebra, 1998.
  9. Unidad III del CMI: Featuring Globalization, Echoes 12, Ginebra, 1997.

Informe del Comité de Examen II
Octava Asamblea y 50 Aniversario
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